Cultura

¿Estará todo por esclarecerse?

Los tres detectives se quedaron como estatuas. Casi ni parpadearon esperando que la muchacha recostada en la cama lanzara las preguntas que acababa de anunciar. Los equipos médicos como electrocardiogramas y de la presión conectados a su cuerpo comenzaron a subir sus niveles. La chica hacía el mejor de sus esfuerzos para realizarlas.

—Finalmente, ¿lo hizo?

Wenceslao esperó a que ella misma respondiera u ofreciera más datos al respecto de sus conocimientos de los asesinatos y de los implicados. En esos segundos, solamente se escuchaba el respirador que le ayudaba con el oxígeno a la mujer y los sonidos de los demás aparatos. Enio y Fabio miraban a la muchacha y a su superior. Sabían perfectamente que el comisario dirigiría de la mejor manera la situación.

—No puedo creer que tras tanto anuncio, se decidiera a hacerlo. Al principio pensé que era solamente una amenaza, algo producto de su mente y de su decepción por todo lo que ocurría en su casa.

Ella hablaba pausadamente aunque,  su discurso era muy bien elaborado y claro. Su cara permanecía demacrada y su cabello liso, mostraba ciertos cabellos pegados producto del sudor y el calor de la habitación. Trataba de estirar las piernas, como pataleando para sentirlas o para calmar la tensión que la embargaba ante lo que sabía y ante la presencia de esos policías, que como perros que esperan a que les lancen unas galletas, aguardaban sus palabras.

Antes de seguir hablando pidió que le alcanzaran una de la botellas plásticas con agua pura. Wenceslao le ayudó a levantar la cabeza, y le acercó el líquido, que ella tragó pausadamente.

—Cuando Diego me confirmó que iba a contratar a esos tipos para que cometieran la masacre, nunca pensé que de verdad lo fuera a hacer. La relación con su padre era muy mala, insoportable. Él siempre me lo decía, los iba a eliminar para cortar de tajo todo el mal que acechaba a toda esa familia. Sin embargo, yo pensaba que solo era una forma de desahogarse y no que lo llevaría a la práctica.

—¿Están detenidos señores oficiales? ¿Todos los implicados o solamente Diego?

El comisario volvió a contener la respiración para esperar que ella ofreciera más información. Sabía perfectamente que cuando alguien ofrece datos de primera mano y de verdad tiene conocimiento, no necesariamente necesita que le pregunten. Además, que no era necesario apresurar u mostrar lo que se tiene de conocimiento. La mujer había estado en coma y hasta ese momento ni Wenceslao ni sus dos detectives estrella tenían la certeza de su cuadro clínico y el porqué de su estado físico. Tampoco era necesario presionarla, pues el comisario no quería abusar. Ya habían esperado lo suficiente como para dar otro poco más de tiempo.

—¿Están detenidos, señor oficial? Dígame, por favor.

Al final, el comisario respiró hondo y le respondió con: el muchacho está muerto, señorita. Por demacrado rostro de la convaleciente resbalaron unas lágrimas. Sus dos manos estrujaron las sábanas con fuerza y de nuevo los aparatos volvieron a dispararse.

—Tiene que ponerme al día, señor oficial, yo tengo la información de lo que podría haber ocurrido. Usted y sus hombres, de seguro, tienen los datos de lo que ocurrió. Ayudémonos. ¿Asesinaron Diego y Olegario a la familia? ¿Lo hicieron ellos o los sicarios? Usted tiene la palabra, ¿cómo me dijo que se llama, señor oficial?

Por la mente de los tres detectives pasó de inmediato el nombre de Olegario. No pertenecía a ninguno de los implicados. Sus cerebros procesaron con velocidad el caso, cada uno de los implicados lo que significaba ese nuevo nombre y si de verdad existía.

-Señorita, expresó el comisario con firmeza y en todo de interrogatorio formal. Díganos ¿quién es ese Olegario que usted señala?

-Es… -por un breve espacio cerró los ojos y pareció que se quedó sin sentido.

Una enfermera ingresó a la habitación para preguntar si todo estaba bien. Se acercó a la muchacha y notó que de su frente habían surgido gotas de sudor. Wenceslao lanzó una mirada profunda a la uniformada mujer, la que tras acariciar la mano de la paciente, giró sobre sus talones y salió del cuarto.

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