Columnas

Pretenden desposesión del IGSS

La lógica de acumulación basada en el aprovechamieto de los recursos públicos quiere devorarse el fondo de pensiones del IGSS, en especial el Programa de Invalidez, Vejez y Sobrevivencia (IVS). Como bien lo señaló el estimado columnista de Siglo.21 Luis Linares, el pasado 8 de agosto, ojalá que la visita a Chile de varios diputados “no se haya limitado a conversar con la parte interesada-beneficiaria” (socios o funcionarios de las Administradoras de Fondos de Pensiones, AFP), pues habría sido solo para comprarse un modelo de hacer negocios para estos y no de conocer las verdaderas consecuencias de los efectos en la población trabajadora.

El IVS está bajo acecho desde hace muchos años, al igual que los servicios de salud que presta el IGSS, aunque muchos de estos ya fueron privatizados. El proceso de deterioro visible en esa institución autónoma fue intencionado, aparte de utilizarlo como botín político. Su descomposición denota la paciente ejecución de un plan perverso para desposeer a la población trabajadora de una conquista de la Revolución de Octubre de 1944. Ese plan fue adquiriendo sentido por la indignación derivada de la corrupción en el IGSS, justificando ante la población la ilusión de un servicio privado que no garantiza probidad, transparencia y eficacia en su labor.

Nadie dice nada de la misteriosa tasa de ganancia de las empresas, principalmente las que manejarían un dinero que no es suyo. La desposesión y la falta de transparencia de la privatización de lo público descansa ahí. Tampoco se están midiendo otras consecuencias posibles de tamaño negocio. Según algunos economistas, un porcentaje que llega casi a la mitad de los fondos del IVS es el que brinda estabilidad macroeconómica al país. Quiere decir que si este dinero cae en manos privadas, el cual eventualmente puede ir a parar a cuentas internacionales desconocidas, el tipo de cambio, por ejemplo, podría dispararse en forma inmanejable y las consecuencias inflacionarias serían desastrosas para la economía nacional.

El argumento de la desmonopolización de esos servicios y la venta de ilusiones de eficacia y eficiencia ocultan de manera interesada las nefastas experiencias en otros países y la pérdida de la totalidad de principios y valores que sustenta y promueve el régimen de seguridad social en Guatemala.

El sindicalismo de trabajadores en empresas privadas y entidades públicas, la población trabajadora en general, tiene el desafío de conjuntar iniciativas, de retomar el camino de la defensa de las instituciones sociales como el IGSS y su programa de IVS. La presión debe orientarse a recuperar los principios fundamentales del régimen de seguridad social y una administración comprometida y competente. Hay que preparar cuadros para llegar a la Junta Directiva del IGSS, que aporten a la dirección estratégica, que ejerzan contraloría social y que no se dejen sorprender o arrastrar, responsabilidad inadvertida, por los sucios manejos de los corruptos.