Editoriales

La era del miedo

Como en varias ocasiones Siglo.21 lo ha afirmado, la primera víctima de esta desaceleración económica es el guatemalteco desempleado y aquel que anda en busca de una mejor oportunidad de trabajo, que le permita mejores ingresos. Si de alguna manera se pudiera resumir qué es lo que está pasando en nuestro país, una palabra lo dice todo: miedo. Miedo del sector empresarial, producto de una ofensiva penal desmedida contra este sector, por supuestas vinculaciones a los insaciables actos de corrupción de la cúpula del gobierno del Partido Patriota y de gobiernos anteriores. Y por si fuera poco, miedo del sector público a ejecutar su presupuesto, ante la sicosis del funcionario a que cualquier firma puede representarle la cárcel. Resultado: una crisis económica innecesaria.

Un gobierno que no ejecuta o gasta su presupuesto, ¡no tiene sentido! Las instituciones públicas están creadas para brindar servicios públicos, no para generar ahorros. Es en el gasto público donde se redistribuye la riqueza generada por los ingresos obtenidos del pago de los impuestos de la población. Retener estos valiosos recursos por temor a supuestas repercusiones legales, no es aceptable. El efecto multiplicador de un gasto público retenido es perverso para la economía nacional, y en todas las instituciones del Estado se está observando esta conducta.

De acuerdo con la ejecución presupuestaria al 31 de agosto, reportada por el MinFin, donde la ejecución del segundo cuatrimestre debería haber ejecutado alrededor del 66%, la ejecución promedio está en 57.2%, siendo el Ministerio de Educación el de mayor ejecución presupuestaria, ubicándose en el 64.5%. Sin embargo, tanto el Micivi, como el de Desarrollo Social, registran una censurable ejecución del 23.4%, es decir, virtualmente paralizados por la altura del año en que se encuentra el informe del Minfin y semejante ejecución tan baja. Otros Ministerios con baja ejecución son el de Cultura y Deportes con 39.7%, y el de Economía con 42.2%. Al 31 de agosto el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación registra una ejecución del gasto de tan solo 50.2%.

Por supuesto, a este ritmo, el Ministerio de Finanzas Públicas, que tenía contemplado un déficit fiscal para el presente ejercicio de 1.8% del Producto Interno Bruto (PIB), ahora se está proyectando un déficit del 0.02% del PIB, o sea déficit 0, que aunque suena bien a los oídos de los ultraconservadores en macroeconomía, es una muy mala noticia. La ejecución presupuestaria del gasto del Gobierno Central se ha convertido, hoy, en uno de los principales obstáculos al buen desempeño de la economía. ¿Cómo es posible que el Gabinete Económico no le esté advirtiendo al presidente de la República sobre esta delicadísima situación, y de la responsabilidad histórica que está sobre los hombres de este gobierno?

Y ojo, de acuerdo con sondeos de Siglo.21, varias instancias del Gobierno Central están señalando a la Contraloría General de Cuentas como la responsable de semejante estancamiento del gasto público, lo cual de comprobarse tal extremo, es urgente que el Contralor General corrija los criterios obstaculizadores que están generando un daño irreparable a los agentes económicos del país.

El Congreso de la República, como la institución obligada a fiscalizar la ejecución del gasto público, también tiene que involucrarse con mayor intensidad. Guatemala está pasando momentos difíciles, la protesta por el hambre es cada vez más fuerte, y todo por estar atrapados en la “Era del miedo”.

Redacción

Equipo de redacción

Avatar de Redacción