Columnas

La paz en dos entregas

Es noticia que en Colombia se firmará un nuevo Acuerdo de Paz. Se pueden firmar muchos de ellos. La paz no se firma, se construye. Para mejor referencia ver el caso de los 20 años de la firma de los Acuerdos en Guatemala y el incumplimiento de la mayor parte de ellos. Se ha dicho que se cumplió con el 30 % de lo firmado. No hay estimado de cuánto de ese porcentaje se ha retrocedido en su cumplimiento o tergiversado su intención. Hoy mismo se discute en Guatemala una serie de reformas acordadas hace 20 años e impugnados durante ese mismo tiempo. Es previsible que los sectores que se han opuesto ahora gobernando o en las diputaciones comprables, le hagan perder el filo, los dientes, a cualquier reforma institucional.

Sigo confirmando que los cambios estructurales se imponen y que la Refundación del Estado es ya una moneda de uso corriente entre las fuerzas políticas. Algunos para apoyarlo matizando la comprensión de ese concepto. Otros para condenarlo por inviable o porque fulanos y sutanos no deben participar de ella. Pero ya nadie con dos dedos de frente deja de reconocer que el actual sistema ya colapsó, no los lleva más que al continuo fracaso. Semana a semana se dan capturas de corruptos y así ad infinitum, mientras no entendamos que es el sistema corrupto que genera la corrupción y que seguiremos obteniendo el mismo resultado: cambiar un corrupto por otro. El caso del IGSS es lo más representativo porque se estaba procesando a la administración anterior y la nueva también comete mismos o peores actos de corrupción. Ergo: non nova, sed nove.

El presupuesto es el tema de este fin de año. Si no se modifica la estructura fiscal, nunca habrá dinero suficiente para mejorar el sistema de salud, el vial, sistema de justicia, prevención del delito, educación, todo lo que necesitamos mejorar.  Modificar el sistema económico también, democratizar el capital para algunos es unas pocas reformas. Para nosotros son profundos cambios estructurales que vienen no solo imponer topes a los intereses que se cobren sobre el saldo, no sobre el capital, que se garanticen créditos de fácil acceso y plazos largos con cuotas de beneficio social. Son los necesitados los que necesitamos ser favorecidos. Dejar de legislar para los ricos, los poderosos que son los que compran voluntades en el Congreso de la República donde las traiciones a sus propios partidos y electores se suceden una tras otra sin distingo de posiciones políticas. Establecer una Asamblea Nacional Constituyente plural, multiétnica. No solo con los mismos políticos de siempre. 

Los 20 años de los acuerdos de paz imponen un nuevo impulso a los mismos y dejar de celebrar grandes eventos internacionales carísimos para que se contoneen y alguno presuma de ser el iniciador de ese proceso y otro de ser quien lo culminó, olvidando que son procesos sociales donde participaron y dieron su vida por ellos muchos de los iniciales gestores, cuando hablar de paz se consideraba traición a la patria y señalaba un target para asesinar por medio de las CIACS.