Columnas

Violencia y libertad

Giovanni Sartori, teórico italiano, afirma que la “violencia es una forma brutal de hacer daño… agrede, hiere, destruye”. Cada acto violento se expresa entre otras, por la palabra; por la cólera; agresión física; desde no escasa sensibilidad frente a problemas como el hambre, desnutrición, desempleo, insalubridad, deterioro ambiental, ausencia de una buena educación.

Hay violencia al interior de la familia a partir de patrones y estilos de conducta. Violencia en el trabajo y en cada gesto, en el cual se menosprecia al otro. Hay violencia por elvacío de respeto a las diferencias religiosas, étnico-culturales, políticas y deportivas. Violencia exagerada de género. Hay violencia que se ve en la dureza de los rostros, de las miradas prepotentes y amargadas. Hay violencia en las manos de los que conducen vehículos y transporte colectivo, porque la fuerza del automotor los transforma en agresores de la vida.

Junto a la violencia está el miedo y la desconfianza. Porque las sombras del miedo son las tinieblas tenebrosas que persiguen nuestros pasos provocando angustias y pesares. Procuramos mirar al otro escondidos a través de un hilo de luz de la ventana para saber quién es. Mientras viajamos oramos o rezamos por aquello de que el bus no se accidente o seamos víctimas de asalto en el camino. Cuidamos las cosas de valor para que no nos las roben. El miedo se acurruca como fiel compañero sombrío de la agresión que nos acompaña cotidianamente.

«Junto a la violencia está el miedo y la desconfianza.»

Romper con la esencia de la violencia y de sus manifestaciones, requiere construir un muro deseguridad ciudadana, de confianza, de bienestar y de gozo. Se trata de encontrar las causas centrales para que el miedo deje de ser compañía de nuestro caminar. La pregunta es: ¿podremos sucumbir ante este panorama como sociedad y como seres humanos? O bien ¿habrá algún recodo que rompa con el ceño fruncido de la desconfianza, de la amargura y de la agresión?

Algunos sostienen que hace falta un gobierno duro al estilo del dictador Jorge Ubico, en el cual se exaltó la fuerza del Estado y se impuso con leyes que se hicieron famosas como   la Ley Fuga. Otros, insisten en la pena de muerte como acto disuasivo contra los criminales. Hay los que pregonan que se debe permitir la defensa propia con armas de fuego. En fin, es el criterio de la fuerza como acción coactiva para detener la violencia.

No debemos olvidar que el Estado, tiene el “monopolio legítimo de la fuerza”(Weber). Pero esta difiere de la violencia. Es más, se convierte en el instrumento para combatirla y extirparla de la sociedad. Porque la fuerza del Estado está dirigida a castigar a aquellos que trasgreden las leyes en una sociedad democrática. Ahora bien, un Estado de carácter totalitario, en el cual no prevalezca el reino de la libertad, quizás no habría violencia, pero si la paz tenebrosa del silencio. La violencia en fin, tiene múltiples causas. El punto consiste en encontrarlas y salirles al paso para que no se extiendan. Ahí estriba la inteligencia de quienes conducen el destino del Estado.