Columnas

Zona de Desconfort

Por: Erlin Amaya

Ilustración I. GuilleEs común escuchar miles de frases referentes a la importancia de salir de la zona de confort, esa burbuja imaginaria en la que todos nos encontramos más de algún momento de nuestras vidas o incluso toda nuestra vida, cerrándonos a todas las oportunidades que puedan encontrarse fuera de la misma. Lo que muchos creen es que esta llamada zona de confort es una zona de comodidad, idea errónea que provoca que muchas personas no se identifiquen a sí mismos dentro de esta situación por no estar cómodos con su situación actual y por ende no están en una zona de confort. Pero en realidad la zona de confort no se refiere a un ambiente de comodidad, sino a un ambiente conocido. No importa lo cómodos o incómodos, felices o infelices que nos encontremos en una situación actual. Todas pueden entrar en la categoría de zona de confort al ser un ambiente conocido. Un ambiente en el que no importa lo mal que lo esté pasando. Prefiero estar así porque ya lo conozco. Y por supuesto es una reacción totalmente inconsciente y cuya importancia radica en concientizarla.

Por ejemplo: el estar atrapados en un trabajo por años, que no nos gusta, que no disfrutamos, y que nos hace vivir frustrados y enojados la mayor parte de nuestro día y por ende de nuestra vida, un horario, unas responsabilidades, un jefe o unos compañeros, de quienes nos vivimos quejando y que odiamos pero que llevamos años en él, esto es automáticamente nuestra zona de confort. No por cómoda, ni o feliz, sino por conocida. Porque automáticamente pondremos una o mil razones (válidas o no) para continuar en este estado el mayor tiempo posible: las deudas, la familia, la estabilidad laboral, el salario, o cualquier otra razón que nos haga seguir atados a ello.

«Anteriormente, he hecho referencia a que el cambio implica evolución.»

Como este podemos mencionar miles de ejemplos: sobrarán las razones que cada uno de nosotros puede enumerar para diferentes situaciones que con el paso de los años nos rehusamos a hacer: salir del país, viajar, mudarnos de ciudad, de casa, de país, comprar un nuevo carro, independizarnos de nuestros padres, graduarnos, terminar una tesis, iniciar una maestría, renunciar a nuestro trabajo, aplicar a un nuevo trabajo totalmente diferente a lo que hemos hecho anteriormente, etcétera.

No confundamos zona de confort con comodidad o con felicidad, empecemos por entender que es un estilo de vida conocido, familiar. Algo a lo que estamos acostumbrados independientemente de si nos gusta o no, pero que con el tiempo puede convertirse en algo peligroso porque puede atraparnos y llenarnos de miedo hacia lo distinto, hacia lo desconocido, hacia lo nuevo. Anteriormente, he hecho referencia a que el cambio implica evolución, pero no podemos avanzar sin movernos, ni movernos sin cambiar. Iniciemos por algo pequeño, tomemos riesgos, y atrevámonos a probar cosas distintas animémonos a hacer aquello que siempre hemos querido, dejemos de lado las excusas y atrevámonos a deshacernos de aquello que ya nos tiene hartos! ¡Salgamos de nuestra zona de desconfort!

 

 

 

Redacción

Equipo de redacción

Avatar de Redacción