Columnas

VIH-SIDA y su atención en Guatemala

Por: Roberto López Porras

Impacta saber que en Guatemala hay cerca de 75 mil personas portadoras de VIH-Sida, una enfermedad del siglo XXI, difícil de confesar por el que la sufre y cuyo tratamiento es muy caro, especialmente para estratos pobres, campesinos, indígenas, mujeres embarazadas, niños y adolescentes. Esta enfermedad fue originada en África y transmitida al género humano, según las hipótesis más aceptadas, por los monos chimpancés que se utilizaron para desarrollar la vacuna contra la poliomielitis  hace muchos años, y la cual fue propagada al género humano por la vía sexual entre hombres, por las servidoras sexuales y por otros medios.

Lo importante ahora es cómo tratarla, cómo detenerla ya que se ha convertido en una pandemia destructora. En Guatemala, su tratamiento lo cubre el IGSS para los trabajadores asegurados, el Gobierno destina algunos programas de tratamiento, insuficientes para el ritmo acelerado de su crecimiento. —De 58 mil casos estimados por UNICEF en 2012 se estiman más de 72 mil casos en 2016, equivalente promedio de crecimiento de 5.6 por ciento anual—.

Recibimos donaciones internacionales, y en menor escala los enfermos reciben ayudas generosas de guatemaltecos. Sin embargo, la secular falta de recursos financieros públicos obliga al Gobierno a desatender a los enfermos que acuden a los centros de Salud del Ministerio de Salud Pública en busca de atención y medicinas. A la fecha la tecnología médica no ha desarrollado vacunas para prevenirla y para curarla, aunque el Tratamiento Anti Retroviral (TAR) permite a los pacientes prolongar la vida con una calidad razonable. La prevención de esta enfermedad que permita detener su acelerada expansión, es de alto costo el cual no puede ser asumido por los enfermos sin seguro médico que afecta a los estratos pobres. E n E s t a d o s U n i d o s e l Seguro de Salud Obama Care lo cubre pero los seguros médicos privados no cubren el riesgo de esta enfermedad por su alto costo.

Un tratamiento anti-retroviral, con medicinas de patente y genéricas aprobadas por la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) de Estados Unidos, puede costar entre $400 y $800 mensuales. En Guatemala, la falta de presupuesto para cubrir estas necesidades en los Centros de Salud Pública, obliga a los enfermos a buscar medidas alternativas homeopáticas de prevención de dudosos resultados. El uso de los preservativos es un medio de prevención, pero la barrera del idioma especialmente en los medios indígenas hace difícil llegar a ellos. Las demandas al Gobierno, de los enfermos no atendidos, ha llegado a las Cortes del país, a la Secretaría de los Derechos Humanos y finalmente a la Comisión Internacional de Derechos Humanos (CIDH) q u e d e s p u é s d e l a r g o saños de trámites, aceptó la demanda para su consideración de la cual se derivó una resolución amparando a los demandantes, que lamentablemente no ha tenido resultados positivos, por la falta de recursos financieros del Gobierno.

 Esta demanda contra el Estado que se inició hace 16 años por 26 personas enfermas, al que se han sumado varios cientos de enfermos desprotegidos, algunos de ellos ya fallecidos, hasta la fecha no ha tenido grandes avances. La demanda por medidas cautelares ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, para que el Estado de Guatemala, diera atención a los demandantes, permitió que se aprobara la Política Pública vinculada aeste flagelo que fue publicada en el Diario Oficial. La Dra. Cristina Calderón Melgar, especialista en esta enfermedad que ha estado ayudando a los enfermos, viajó a Washington D.C. sin la presencia de dos representantes de la demandantes, a quienes se les denegó la visa, debido a la política Federal de EE.UU. que limita el ingreso a dicho país de personas portadoras de esta enfermedad

Redacción

Equipo de redacción

Avatar de Redacción