Columnas

Hablando de muros

Donald Trump lleva una semana como presidente de Estados Unidos, y pese a todos los efectos que este nuevo mandato en la vecina potencia traerá para nuestra región, lo único que parece indignar a todos es la construcción del famoso muro. Pero este muro sería únicamente la materialización de la barrera que ya existe hace años no solo en las fronteras del continente, sino en las mentes de la mayoría de la población americana.

Nosotros, como bloque,  nos hemos dedicado a lo largo de los años a construir muros mentales, estereotipos y barreras, buscamos la forma de dividirnos y no de unirnos, hemos roto puentes para levantar paredes, y si hoy en día nos sentimos tan indignados y ofendidos porque alguien se atreve a decir ante el mundo que va a levantar un muro de concreto para acabar con la migración, es porque la idea de algo tan cruel, racista e individualista nos ofende porque no nos atrevemos a reconocer estos defectos en nosotros mismos.

«México ya es un muro que previene miles de centroamericanos cruzar hacia Estados Unidos.»

EE. UU. no va a acabar con la migración con la construcción de ningún muro. Ni siquiera logrará construir este muro en toda su frontera. Parece mentira que un enunciado tan vil sea lo que la mayoría escucha y cree como salvación a todos sus problemas, como el resto de promesas falsas de las campañas políticas que todos los candidatos presidenciales hacen en todos los países valiéndose de la gente más desinformada, y de los más vulnerables no por su estatus económico pero por su ignorancia política, económica, y social y el desconocimiento de la realidad que los rodea.

La gente que creyó la aparente solución Trump al problema de la migración y la gente que votó por él es la gente que desconoce que este muro ya existe y se llama: ¡México!  Sí, durante las últimas décadas EE. UU. ha deportado menos del 50% de personas en comparación a México. Sólo en el 2105 México deportó más de 118 mil centroamericanos mientras que Estados Unidos deportó 55,744. Entre enero de 2004 y junio de 2011 los deportados desde EE. UU. sumaban 159 mil y los deportados desde México casi triplicaron la cifra con 430 mil.

México ya es un muro que previene miles de centroamericanos cruzar hacia Estados Unidos. Para nuestros compatriotas cruzar México con la idea de alcanzar el Sueño americano ha sido el peor muro durante décadas. Los centroamericanos no necesitan un muro en México porque ya lo tienen y lo han tenido por años.

Por otro lado, la migración hacia Estados Unidos, tanto desde México, como desde Centroamérica y el resto de América Latina ha disminuido sustancialmente en los últimos años, la mayoría de personas deportadas desde Estados Unidos  e ilegales en ese país es gente que ingresó de manera LEGAL al país pero alargó su estadía y un muro no puede prevenir que esto siga ocurriendo. Pero claro, estas no son las cosas que se detuvieron a pensar los votantes cuando escucharon una solución aparentemente fácil y dicho con un tono de voz muy convincente.

Lo que llevó a Trump al poder es lo mismo que ha llevado a muchos otros incompetentes a gobernar nuestros países, es un discurso firme y convincente que despierta toda clase de sentimientos negativos en los oyentes, atacando los puntos más débiles y los temas más susceptibles en una población frágil y vulnerable. Es lo que lleva a creer sin cuestionar, a firmar sin leer la letra pequeña y a entregar el Estado en manos de incapaces.