La Fuente Carlos III
La Fuente de Carlos III es uno de los monumentos que se conservan en la actualidad, está diseñado e iniciado por el arquitecto Antonio Bernasconi y terminado por el maestro de Cantería Manuel Barruncho, la forma un peñasco, en el que 4 caballos arrojan agua por las narices y 4 delfines por la boca. Se trata de una construcción corintia, en cuyo interior se encontraba la estatua ecuestre de Carlos III, esculpida por Mathías de España. La fuente se inauguró el 18 de noviembre de 1789, en la Plaza Mayor, hoy Plaza de la Constitución, pero el 4 de noviembre de 1823, un diputado, Francisco Xavier Valenzuela, pidió a la Asamblea Nacional Constituyente la demolición de la estatua del rey español, para que en su lugar se erigiera un monumento a la libertad. La Asamblea atendió la sugerencia y mandó a demoler la efigie.
En 1921, cuando se hacían los preparativos para la celebración del Centenario de la Independencia, el alcal de de la ciudad Francisco Cordón Horjales ordenó derribar lo que quedaba de la fuente. Los pedazos de piedra fueron arrojados a un barranco que se encontraba en el antiguo Puente de la Penitenciaría. Algunos años después, gracias a don Enrique Martínez Sobral se recogieron estos escombros y se logró que la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala se encargara de reconstruir este monumento.
Actualmente, la Fuente de la Plaza mayor o de Carlos III se encuentra en medio de La Plaza España entre la 7a. avenida y 12 calle (Calle Montúfar), de la zona 9. Dicha plaza fue construida entre 1929 y 1933 y en su centro se colocó la fuente que fue derribada en 1921. La construcción en este lugar se logró debido a la colaboración de una parte del terreno que donó don Felipe Yurrita. Sus alrededores nos presentan dos edificios semicirculares y al frente, cuatro parques pequeños, orlados con bancas que rememoran, en sus dibujos, el descubrimiento de América y como complemento árboles de pino, buganvilias, jacarandas y algunos bustos de personajes ilustres. Dicha plaza fue inaugurada el 20 de junio de 1933. La ironía es que la independencia fue la justificación de un diputado para destruir un monumento, pero gracias a Dios un ilustre ciudadano logro rescatarla. Ahora, suponemos que alguna dependencia del Estado debería proteger esta fuente, ya que en los últimos días ha habido constantes accidentes que han dañado parte de su estructura.