Editoriales

Eduardo Weymann Fuentes, In memoriam

El alma de Eduardo Weymann Fuentes, quien se desempeñara como miembro directivo  del Consejo Editorial de Siglo.21 y al día, ha partido al infinito; sin embargo, su nombre ha vencido al tiempo. Permanecerá latiendo en nuestro corazón y  memoria la profunda vocación de trabajo y servicio manifestada por Eduardo a lo largo de su amplia trayectoria, pero más aún en su alta calidad humana que todos quienes tuvimos el honor de conocerle, vimos en sus más simples expresiones de afecto por el país,  por el cual siempre luchó desde las más diversas  trincheras: tanto desde la academia como desde el ejercicio honesto de  la función pública.

Su amor por Guatemala se manifestó de muy diversas maneras, al poner al servicio de la colectividad su inteligencia privilegiada y su formación académica,  colaborando desde los primeros años de Siglo.21, donde escribió para la sección Pulso, donde trataba temas económicos. Posteriormente, luego de afiliarse políticamente, tomar el desafío de ser titular del  Ministerio de Economía durante el gobierno del FRG,  administración bajo la cual, posteriormente, asumió como Ministro de Finanzas.

Se desempeñaba como  consultor, independiente, en materia económica, a la vez de formar parte del Consejo Editorial, al momento en que la muerte le hizo abandonar el plano terrenal, a la temprana edad de 51 años. Sin embargo, sus altas calidades personales como profesionales y académicas, le harán permanecer en nuestros corazones por siempre. Eduardo Weymann fue, en palabras de quienes le conocieron, la personificación de la caballerosidad. Un hombre muy decente y muy sencillo.

Un economista capaz, digno, independiente y decente. Con su fallecimiento el país pierde a uno de sus mejores hijos, pierde un hombre que nunca cometió ningún acto de corrupción, pero sobre todo que nunca vendió su conocimiento al mejor postor. Pasará a la historia como un gran ministro de Economía, como un gran ministro de Finanzas, pero sobre todo como un hombre íntegro. Su partida física nos llena de dolor ante la pérdida, pero en nuestra corporación vivirá eternamente el legado de caballerosa dignidad, de inquebrantable decencia y de absoluta firmeza en sus convicciones que hicieron de Eduardo Weymann un guatemalteco inolvidable y ejemplar.

Redacción

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