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Líderes de crecimiento

Ojo, bajada) En Colombia le nombran doliente a aquel que responde cabalmente por la responsabilidad encomendada. Hoy en día le llamamos proactivo al que toma la iniciativa y construye sus propias oportunidades. Para detonar el crecimiento de nuestros negocios los líderes requieren estas características. En 1994, cuando nos llamaron para ayudar a rescatar a los distribuidores y proveedores locales de General Motors de Colombia, pudimos ver con claridad la diferencia entre administrar recursos y administrar oportunidades.

La mayoría de aquellas empresas aprendieron a ser más eficientes y a optimizar sus productos y procesos, pero sólo un puñado de ellas estaba desenvolviéndose adecuadamente. Esas organizaciones no solamente habían mejorado su calidad y productividad; también habían desarrollado diferentes oportunidades competitivas. Se habían diversificado: atacaron otros mercados, aprendieron a exportar, se aliaron con firmas extranjeras, etcétera. Pudimos advertir que la diferencia se daba en la manera como administraban sus oportunidades, no sus recursos. La multinacional nos pidió entonces que desarrolláramos un modelo para lograr que los equipos directivos compartieran con los empresarios los procesos de manejo de oportunidades. Surgió entonces el concepto del Líder de Crecimiento.

Entendemos por Líder de Crecimiento a aquella persona que es capaz de crear, evaluar, elegir y abandonar oportunidades estratégicas de negocio. El alcance de su gestión va más allá de sacarle el máximo jugo a los recursos que tiene bajo su responsabilidad; también se compromete a crear nuevas condiciones, espacios, plataformas de acción, cambiando de forma radical, discontinua, las posibilidades y alcances de su unidad de negocio. La administración de recursos está orientada a sacarle el máximo provecho a la oportunidad elegida previamente. Sus decisiones tienen que ver con los métodos, los responsables, los objetivos, los instrumentos a utilizar, así como con los planes, programas y presupuestos para hacer realidad lo decidido.

La administración de oportunidades se enfoca a descubrir cuál es la mejor alternativa para el negocio futuro, y se traduce en decisiones sobre la conveniencia de atender o no cada mercado, impulsar o no cada producto, integrar o no cada proceso, o sobre el rediseño de la estructura humana o de la fórmula de propiedad o de gobierno. El Líder de Crecimiento es un doliente proactivo. Está comprometido, le duelen los resultados, no duerme por ellos. Pero al mismo tiempo toma el saque, genera nuevas opciones y construye sus caminos de desarrollo. El auténtico Líder de Crecimiento abre brecha, crea nuevas avenidas de generación de riqueza, descubre qué es lo que habrá de ser abandonado, traza el camino por donde la organización debe crecer.

 Un taxista australiano nos hablaba de la tristeza que le daba el que algunas plantas locales estuvieran enviando cada vez más procesos a plantas de otros países de Oriente, como Filipinas y Malasia. Nos decía que el Gobierno debería subsidiar a esas empresas para que no tuvieran que sacar sus plantas de Australia. Ese taxista no comprendía que lo que criticaba era un signo del avance de su país. Nosotros nos quedamos comentando la envidia que nos daba el que eso estuviese sucediendo. En nuestro país sucede al revés: estamos todavía recibiendo inversiones de otras naciones que vienen a buscar nuestra mano de obra barata. La tecnología organizacional orientada a incrementar la productividad y asegurar la calidad (incluso certificada) ha fortalecido la disciplina industrial; eso es muy bueno, pero no suficiente ante la globalización: no necesariamente ha incrementado nuestra capacidad de administrar las oportunidades.

Es en este campo donde se cocinan las nuevas fórmulas de negocio que generarán los ingresos del mañana. Necesitamos más Líderes de Crecimiento; nuestras empresas requieren ser más emprendedoras. No podemos permitir que nuestro país se convierta en un taller maquilador dedicado a alquilar mano de obra barata. Construyamos nuestras propias oportunidades; atrevámonos a desarrollar dolientes creativos.