Columnas

Peligro en la familia, en la sociedad

No hay duda del papel decisivo de la familia en la sociedad; y en este sentido  resultó razonable la resolución por ´parte de la ONU -hace un par de años-, que reconoció el papel de la familia como la unidad natural y fundamental de la sociedad” y rechazó intentos de algunas naciones de redefinirla”. La resolución invita a los estados miembros a realizar “acciones eficientes para fortalecer la familia como parte de un enfoque integrado y exhaustivo del desarrollo”. Y reconoce que la familia “tiene la responsabilidad primaria de educar y proteger a los niños y que éstos deben crecer en  un ambiente familiar y en una atmósfera de felicidad, amor y comprensión”.

Por ello resultó particularmente oportuno la publicación sobre algo particularmente peligroso como es cuando la pornografía se mete en la familia. Dice concretamente que la pornografía ataca cada vez más temprano, y hay que madrugar para atajarla y combatir sus efectos. Según el Dr. Lickona, experto en Psicología del Desarrollo, los muchachos británicos y estadunidenses se exponen por primera vez a imágenes pornográficas desde muy niños. Esto quiere decir –explica a Family and Media– que la educación y la prevención hay que aplicarla a partir de la escuela primaria, para evitar complicidades y dependencias precoces.  Y más particularmente en la familia.

Por ello aconsejaba algo conocido y a veces olvidado en este tema; que necesitamos dar a los hijos sólidas razones para salvaguardar su intimidad sexual para el matrimonio. Podemos decirles algo así, como que ‘la intimidad sexual es muy importante, y es parte de algo que recibimos al nacer,  un don que recibimos para ofrecerlo a la que será nuestra compañera o compañero para toda la vida, y poder ser felices’.

Siempre en la línea de proteger a la familia, oxígeno de la sociedad, hacía ver en

Family and Media , en un estudio de la Asociación de Pediatras. con jóvenes de varias universidades estadounidenses, que el consumo de material pornográfico está en relación directa con la idea de la infidelidad como algo normal y del matrimonio como algo fuera de actualidad.

En esta línea va habiendo reacciones. Se puede recordar que, en abril del año pasado, circuló una noticia de que el Gobernador del Estado de Utah había firmado un Proyecto de Ley que declaran a la pornografía como un «peligro para la salud pública,  que tiene efectos nocivos para la sociedad», particularmente cuando se metía en la familia.

Debemos ser consecuentes. Para que la sociedad se desenvuelva correctamente, hace falta sembrar los valores que la protejan; y esto es particularmente delicado en la familia. . Se recordaba el razonamiento de un sociólogo belga Claude Javeau analizando problemas en su país: ciertamente hacen falta medidas legales, pero… ¿pueden extrañarnos tales tragedias si vivimos en un permisivismo sexual a ultranza? Y concluía: mientras toleremos la actual saturación pública de estímulos sexuales, estamos interpretando el papel del bombero que también es incendiario. Es preciso tener un buen Código Penal, pero… partiendo de la defensa de la moralidad pública; y partiendo de ayudar a proteger la familia…