Editoriales

El terror que causan las extorsiones

Sin importar si llega a través de un anónimo o una llamada telefónica, el cobro de la extorsión es una conducta delictiva deplorable, no solo porque la acción infunde en las victimas angustia y miedo, sino porque las consecuencias son muy lamentables cuando a los extorsionistas se les pasa la mano y terminan asesinando a su víctima o un familiar, sino se les entrega el dinero que exigen.

La jerarquía que mantienen pandillas como la Mara 18 y la Salvatrucha les permite  cobrar con eficiencia la extorsión. Las estructuras de estos grupos responden a lo que decida “la rueda”, como le suelen llamar a los “jefes”.

Sin embargo, existen quienes actúan solos, no pertenecen a una pandilla, pero, imitan su actuar. Para las autoridades este tipo de extorsionista puede ser un conocido, un vecino y hasta un familiar, quizá esa sea la razón de su proliferación y desborde incontenible, cualquiera, puede extorsionar a quien se le antoje.

Por eso ya son miles las denuncias de este delito que las autoridades investigan y que han dado pistas importantes para los “mega operativos” que se han realizado, a pesar de que a diario hay capturas el flagelo no se detiene.

Los departamentos donde más incidencia se reporta son Guatemala, Chimaltenango, Suchitepéquez, Escuintla y Quetzaltenango, según las autoridades.

El cobro de la extorsión también afecta la economía, a diario se cierran negocios, deja de prestar servicio el transporte público o los taxistas ya no circulan. Nadie se salva de ser víctima del cobro de extorsión.

La rentabilidad le ha permitido a los integrantes de “la rueda”, tener una vida acomodada y vivir con muchos privilegios aunque estén privados de libertad, incluso les permite pagar la educación de sus hijos y complacer los exigentes gustos de sus convivientes.

Por cada acción de las fuerzas de seguridad dirigida a contener el cobro de las extorsiones hay una reacción de quienes exigen su pago, una nueva modalidad para seguirla recaudando, sobre todo en esta época, donde además de la cuota que se pacta, se exige a las víctimas que paguen aguinaldo o bono navideño y en otras épocas el bono 14 o de verano.

Los pandilleros que extorsionan no solo son implacables con sus víctimas, también los son con quienes se quedan con el dinero cobrado, sin importar si son mujeres o niños.

A pesar de los esfuerzos de las autoridades por combatir el cobro de la extorsión, entre los que se encuentran las capturas, requisas en las cárceles donde están recluidos líderes de pandillas y denuncias electrónicas, esta acción delictiva no se detiene.

El deseo por hacer denuncias frustra y entristece a las victimas cuando no se les recibe la denuncia o se le indica que hay que esperar para saber si la amenaza trasciende.

Por una nación libre, justa y solidaria.