Columnas

La identidad nacional

Una grave crisis recorre Guatemala. Ante los graves retos que trae el siglo XXI a todas las naciones, se agrega la crisis de conciencia nacional. Todo lo cual obliga a valorar los fundamentos de nuestro país y el sustrato cultural del cual provenimos. Es indispensable que se genere una visión de nación, una visión de país, que nos permita decir que estamos construyendo una sola identidad que tiene que ser de todos.

Un país progresa cuando la mayoría de sus ciudadanos, hombres y mujeres, están conscientes de construir una solución a la problemática social. En la actualidad nos enfrentamos a problemas económicos, desigualdades sociales, tensiones entre grupos de interés, presión demográfica, barreras a la emigración. Todos estos problemas tienen que encontrar solución en la continuidad de un concepto, en la definición de una nación que trascienda sus diferencias y encuentre puntos comunes.

Los guatemaltecos no podemos ser ajenos ni a los logros de la nación ni a los horrores de sus enfrentamientos. Se tiene que construir una cultura de identidad nacional, que tenga como principios la paz, el progreso, la equidad y la justicia. No se puede olvidar ni las más elevadas aspiraciones del pueblo chapín, ni sus angustiosas confrontaciones, pero se tienen que valorar bajo principios de construir una casa común, una identidad nacional y ver con amplitud hacia el porvenir. Hay una tarea del país más allá de los conflictos.

Tenemos que recordar siempre nuestras raíces, nuestra herencia tiene que sustentarse en el pensamiento crítico, la tradición de respetar la naturaleza, fortalecer la democracia y la libertad. Todo basado en una construcción permanente de una interpretación futurista de nuestro legado. Nuestro futuro común tiene que sustentarse en la libertad y el reconocimiento de las diferencias. No podemos continuar ignorándonos a nosotros mismos, la fuerza de la nación guatemalteca solamente puede surgir del reconocimiento de nuestras diferencias y el cariño de construir juntos la unidad en la diversidad.

Antaño fuimos víctimas comunes de la discriminación racial, de género, de cultura, unos a otros éramos extraños para nosotros mismos. Esto tiene que terminar. Vamos a construir un país sin discriminaciones de ningún tipo. Y sobre todo, respetuosos de la vida del resto de las especies.

Guatemala, una nación que en sus albores tenía que jugar el papel de líder de un conjunto de países que construían nuevas naciones en el istmo, fue apagándose con el tiempo. La nación chapina se vio mermada por la cultura de la fuerza. Es proverbial la desconfianza en las instituciones del Estado. No existe un sistema financiero al alcance de todos. Las finanzas públicas son diseñadas para proteger un reducido círculo de grupos corporativos.

Guatemala tiene una tarea pendiente, la construcción del Estado de bienestar social, que ya fue superado o se agotó en otras regiones.

Con un nuevo sistema educativo inclusivo, todos juntos, hombres y mujeres, grupos socio-económicos, grupos étnicos, todos juntos pues Guatemala atraviesa con su historia los siglos, y su significado tiene que ir más allá de los problemas de cada época.

20170829 Autor de columna

Cristobal Pérez-Jerez

Economista, con maestría en política económica y relaciones internacionales. Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica. Analista de problemas estratégicos, con una visión liberal democrática.

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