Los colores de la Navidad en Guatemala
Los días previos a una de las festividades más importantes del cristianismo, la Navidad, tienen un signo particular en Guatemala, donde las artesanías y los colores propios de la tradición de un pueblo megadiverso convergen con las ventas de los más sofisticados adornos elaborados de manera industrial, casi todos con sello Made in China.
Sean de un tipo o de otro, lo importante para muchas personas es comprar algunas de esas propuestas para adornar sus casas ante la cercanía de las celebraciones por el nacimiento del Niño Jesús de Belén y crear las condiciones propicias para vivir una vez más estas jornadas del mejor modo, en familia.
Aunque algunos aseguran que cada vez acuden menos a los mercados habilitados al efecto, por la urgencia de priorizar recursos para la alimentación y otras necesidades básicas, es bien marcada la afluencia de personas de todas las edades al mercado Colón, sexta calle de la zona 1; Paseo de los Campeones, en la zona 4 de Mixco; a los campos del Roosevelt, la Plaza Barrios y al Mercado Central.
Unos, a reponer los adornos que perdieron en las fiestas del año anterior; otros a procurar el paquete completo o simplemente a aventurarse a una compra de regalo para alguien a quien pretenden agasajar. Todos, a fin de cuentas, a disfrutar de esta antesala de las conmemoraciones en las que nunca faltan de fondo los villancicos y otras melodías acordes a la época.
El encanto de esos puntos de venta mucho tiene qué ver con la confluencia de personas de todas las extracciones sociales, culturas guatemaltecas y gustos. Pero también con los olores que se entrecruzan de uno a otro espacio donde ofrecen aserrín de colores, collares de manzanilla, gusanos de pino, hojas de pacaya, velas y otros productos elaborados por manos chapinas.
Junto a estos también pueden apreciarse las imitaciones en madera o barro cocido de los personajes que, según la santa Biblia, conformaban la Sagrada Familia -San José, la Virgen María y el Niño Dios-; el pesebre y los animales que acompañaron al nacimiento de Jesús.
Mas, paralelo a esta variedad demostrativa del talento local, están las luces abrillantadas, arbolitos de pino plástico, cohetillos, fuegos pirotécnicos, moñas, burritos, casitas, ángeles, musgo y todo tipo de artículos navideños cuyos matices y factura, dicen de lo distinto de una cultura de consumo masivo que tiene como base la elaboración en plástico de cuanto sea posible imitar.
La competencia entre ambas formas de expresión y entre los productores nacionales y los importadores, es quizás uno de los factores menos evidentes en medio de un escenario, en el cual predomina el ansia por los feriados, el descanso y el regocijo de la fiesta a propósito de la nochebuena.
Bendita sea la Navidad y si se anima y tiene con qué, pues a comprar… mejor si lo hace en favor de las emprendedoras y emprendedores locales.