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Guatemala, con la mirada en la actividad comercial

Guatemala importuna a los potenciales importadores y exportadores constantemente con una maquinaria burocrática extenuante, lo cual genera inconformidades que a la larga redundan en detrimento de la actividad comercial y de la economía del país.

Como si el método del justo a tiempo o justintime (JIT) jamás hubiera existido, autoridades aduanales u otras encargadas de emitir autorizaciones en ese orden retardan procesos de todo tipo, sin considerar que más allá de los lapsus también están las inversiones de dinero nada despreciables.

Conforme con el Doing Business 2018: Reformando para la Creación de Empleos, por tales anomalías el país es considerado el de peores indicadores en cuanto al comercio transfronterizo en Centroamérica, en la casilla 79 de 190 evaluados.

Los 2 puestos de recaída parecen poco, pero si ello se suma a los 9 escalones descendidos en el ránking mundial hasta quedar en el lugar 97, entonces vale la reflexión.

Si bien la trayectoria de Guatemala en los dos últimos años estuvo marcada por la estabilidad, el estudio del organismo financiero internacional dejó bien claro que otros países redoblaron el paso y con ello dieron el empujón a este hacia abajo. Dicho de otro modo, la estabilidad de poco sirvió, porque faltó el esfuerzo requerido para ir hacia adelante.

El deterioro de la infraestructura vial en casi todo lo largo y ancho del territorio, el atraso relativo en algunos puertos por tecnologías obsoletas o mecanismos inadecuados, la falta de instalaciones y especialistas dedicados al análisis de los productos en las aduanas marítimas y terrestres -o al menos bien cerca de estos puntos-, son algunos de los aspectos que deben ser superados en aras de garantizar una mayor competitividad en esta esfera.

Para expertos vinculados al proyecto del Banco Mundial, El Salvador y Panamá tienen mayores ventajas que la economía más grande de la región itsmeña, calificada con notas muy bajas en el año recién concluido.

En particular, el Doing Business mide las regulaciones que favorecen o restringen la actividad empresarial en el mundo, por lo cual contempla indicadores cuantitativos sobre las regulaciones empresariales y la protección de los derechos de propiedad privada que son comparables en 190 economías a través del tiempo.

Entre los puntos analizados están la facilidad para hacer negocios, la apertura de una empresa, manejo de permisos de construcción, obtención de electricidad, registro de propiedades, obtención de crédito, protección de los inversionistas minoritarios, pago de impuestos, comercio transfronterizo, cumplimiento de contratos y resolución de insolvencia. Además, la regulación del mercado laboral, que quedó fuera de la clasificación este año.

Con vistas a esta edición, los analistas documentaron 264 reformas de junio de 2016 a junio de 2017, encaminadas a reducir la complejidad y el costo de cumplir con la legislación empresarial.

Las más comunes fueron las identificadas en el área de apertura de empresas y obtención de créditos, así como las relativas al comercio transfronterizo.

Brunei Darussalam, Tailandia, Malawi, Kosovo, India, Uzbekistán, Zambia, Nigeria, Djibouti y El Salvador son las economías que mejoraron más en el período en cada una de las facetas evaluadas.

En conjunto, estas son las 10 con la mejoría más significativa a nivel global, porque implementaron 53 reformas regulatorias que facilitan hacer negocios, refiere el documento emitido por el organismo financiero internacional.

Sin embargo, el Doing Bussines reconoció que economías de todas las regiones están implementando reformas que facilitan hacer negocios, aunque preponderó el caso de Europa y Asia Central. Esta zona geográfica acumuló la mayor proporción de economías donde se implementó al menos una reforma (79%), seguida por Asia del Sur y África Subsahariana.

Foto: Archivo 

Isabel Soto Mayedo

Periodista e historiadora, con experiencias como corresponsal en Bolivia, Nicaragua y Guatemala. Premio Iberoamericano de Ensayo sobre las Libertades Laicas (México, 2010), Premio Margot Rosezensweig de Poesía de la Academia Mexicana de Literatura Moderna (México, 2003), Premio de Mini-cuentos de la Editorial Generaco Ltda. (Brasil, 2011); e Investigadora invitada del Departamento Ecuménico de Investigaciones (Costa Rica, 2005), de El Colegio de México (2007), y de la Universidad Nacional Autónoma de Managua (Nicaragua, 2013).

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