¡Vamos por el SI!
El próximo 15 de abril los guatemaltecos obtenemos la oportunidad de emprender el camino para cerrar de forma definitiva un pasado no resuelto por más de 200 años, y que ha causado dolor con las vidas rotas de guatemaltecos en la zona de adyacencia.
La consulta popular pretende validar que la Corte Internacional de Justicia –CIJ-emita el fallo que ponga fin al diferendo territorial entre Guatemala y Belice.
Dicha Corte surgió de la Carta de Naciones Unidas en 1945 para resolver los conflictos entre Estados. Su sede está en el Palacio de la Paz en La Haya, Países Bajos, la integran 15 magistrados que son electos por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad para un período de 9 años.
Sin embargo, hay chapines que refutan la consulta popular, lo cual lo sustentan en análisis jurídicos que se observa lo efectúan personas que no son técnicos ni expertos en el tema.
Se reclama que este caso fue dirigido por malos negociadores al no exigirse, entre otras cosas, que la Corte fallara con base en el principio de equidad ni se demandara, que no la integren jueces que tengan conflicto de interés, como provenir de países de la mancomunidad británica o de Estados que han poseído diferendos territoriales con Guatemala.
El acuerdo para trasladar el caso ante la CIJ se firmó el 8 de diciembre de 2008, formando parte de la negociación el ex Ministro de Relaciones Exteriores, Carlos Raúl Morales.
El currículo del ex funcionario lo respalda que es licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales y obtuvo una experiencia de veintiocho años en ese Ministerio. Es experto en temas de política exterior, soberanía y dominio y ha estudiado en la Universidad de Durham del Reino Unido el tema de Demarcación y Mantenimiento de Límites y sobre Información Geográfica Limítrofe en Resolución de Disputas. Ha sido condecorado a nivel nacional e internacional por su buen desempeño laboral, en países como México, Chile y Reino de España. Es decir, la negociación permaneció en manos de autoridades técnicas y de alta excelencia académica.
Por lo tanto, se pretende darnos atol con el dedo con análisis jurídicos falaces para persuadirnos para votar por el No, lo que agrega crueldad a esta crisis y resulta en peligroso e irresponsable porque sólo permite acumular más historias de víctimas inocentes que quedan atrapadas en el fuego de las balas.
Los guatemaltecos debemos ser solidarios con nuestros connacionales que a diario viven y sufren en carne propia la ausencia de límites fronterizos. Necesitamos el Sí categórico que permita abrir la puerta a la solución de este litigio, ya que debemos tomar conciencia que los conflictos territoriales siempre han constituido una amenaza para la paz y consolidación democrática en los países donde se han gestado y provocan mucha animosidad en los bandos en disputa, provocando sentimientos negativos que afectan a la población y encienden más el debate.
Votar en contra sería nefasto para el país, al extenderse este problema por más años, pero primordialmente con ese voto forzamos a muchos guatemaltecos a seguir viviendo en un ambiente de violencia y sangre.
Para construir la paz duradera en la zona de adyacencia, impulsar excelentes relaciones bilaterales y de buen entendimiento entre ambas naciones, necesitamos el apoyo popular y nuestro voto debe ser un SI concluyente, para legitimar esta decisión que obligue a ambos países a dirimir sus diferencias ante este tribunal internacional.