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Costa Rica: la revolución de las crayolas

Las discusiones generadas luego de las elecciones celebradas hace unos pocos días en Costa Rica, dadas las particularidades y los resultados, hicieron que fuera calificada como la Revolución de las Crayolas para darle un nombre propio y particular en el sentido de que todavía en las urnas se pueden llevar a cabo grandes cambios en este país. Para el caso de Costa Rica donde las elecciones cuentan con gran credibilidad y transparencia, este evento involucró a actores que le dieron un sello particular, como es la gran cantidad de miembros del movimiento LGTBI, practicantes y fanáticos religiosos católicos y evangélicos. Esto le dio un gran dinamismo y diversidad de opiniones y consignas que durante los últimos días de la segunda vuelta le añadieron una intensidad pocas veces vista. Desde el punto de vista electoral esta calificación puede ser válida.

La discusión sobre si es o no una revolución de acuerdo con las teorías de la revolución de los clásicos de los siglos XIX y XX como Lenin, Gramsci o  Marx, sus marcos teóricos son muy amplios para hacer una comparación con este caso particular, aunque se den algunos elementos o conceptos que estos teóricos pensaron. Para quienes la revolución era la toma del poder político no necesariamente por la vía electoral. Y por lo tanto desde la política. En el caso de Marx no hace una propuesta de la toma del poder, pero si evidencia las contradicciones sociales que puede llevar a ese cambio. Además durante el siglo veinte se sumaron importantes avances en la teoría de la democracia sobre todo en Europa con teorías como la de M. Foucault, A. Cortinas, Habermas y H. Marcuse con la Escuela de Frankfurt, y en América Latina Pablo Freire.  O  de los derechos humanos de Maritain que también se pueden tomar en cuenta. Importantes fenómenos ocurrieron en países de corte tradicional que luchaban por realizar procesos democráticos similares a los occidentales. También fueron calificadas de revoluciones de “los claveles” o de “terciopelo”, para darles su propia connotación al ser procesos nuevos en esos países. La revolución de género que lleva más de cuarenta años, o la revolución laboral de la inglesa Margaret Thatcher.

El estudio de los procesos históricos amplía y actualizan el concepto de revolución. Lo importante es saber si esto le añade en el caso específico de Costa Rica algo fundamental que indique o asegure cambios profundos y significativos en su desarrollo y profundización de la democracia en todas sus facetas: política, social, económica o ambiental. Es lo que tiene que continuar y dirigir el presidente que ganó en la actual coyuntura política, donde el problema fiscal y la corrupción se volvieron escollos importantes a superar.  Además de resolver los problemas de pobreza y marginación de las provincias de Limón, Puntarenas y Guanacaste, pues de lo contrario esta revolución sería más urbana, de clase media  y del Valle Central. Por lo tanto es un buen título para comenzar un buen gobierno consciente de superar las grandes deudas  con la educación pues tiene que asegurar una mayor estabilidad de la población infantil  hasta  6 grado. Ofrecer trabajo y salud  a los más pobres para   ratificar esta calificación.