Columnas

Disculpe Señor Presidente

Uno de mis memes preferidos, es el del abogado que responde a la pregunta: “El cliente preguntó si conozco al juez, le dije: No, pero conozco la ley.”

Este meme resume actos que a diario ocurren en tribunales, con abogados y sujetos procesales, que sobornan al juez proclive a actuar como delincuente y previo pago, beneficiar a personas que tienen el dinero y/o la influenza. La figura del juez nace bíblicamente para librar al afligido y oprimido a causa de los que oprimían y afligían.

Esta es una de las actitudes que varios han normalizado y niegan abandonar, señalando que la CICIG “no les deja trabajar” por eso motivan se conserve el sistema.

Eso creo ver con la actitud de nuestro gobernante, que no asimila que es el presidente de TODOS los guatemaltecos y TODA UNA NACIÓN y no sólo de un sector.  Veo que desea “defender lo indefendible” sin razonar que puede estar asumiendo una actitud equívoca.

La actitud incorrecta de un cristiano, aleja a otros de los caminos de Dios, pues ven al hombre cristiano y sus actitudes, para aceptarlo y seguirlo.

El Presidente, con una actitud posiblemente “empecinada” sólo desgasta la gobernabilidad e institucionalidad del país y arrastra y somete a todo a un pueblo a vivirla, cuando como cristiano y en una actitud responsable y coherente con lo que ofreció, debe actuar distinto.

La actitud errónea de quien ostenta la posición de Presidente y su identidad es cristiana, defrauda a Dios, y puede desatar la destrucción de un país, porque Dios ama la justicia.

He visto que el discurso utilizado por el gobernante, es manoseado por unos guatemaltecos que promueven actos de intolerancia contra los que luchan para desarrollar un entorno político transparente.  Apoyar estas manifestaciones, sólo  brinda una actitud favorecedora a la corrupción e impunidad, y causa que el funcionario público no cambie hacia un liderazgo ético propenso a transparentar sus actos y rendir cuentas ante el pueblo y la justicia.

Lee Kuan Yew, primer jefe del gobierno de Singapur, de quien no comparto su visión en derechos humanos, si resalto su logro, pues a pesar de los pocos recursos en esa Isla, la convirtió en potencia mundial y en un “modelo de éxito económico y prosperidad y libre de la lacra de la corrupción.”  De éste circula la frase: “Si quieres derrotar la corrupción, debes estar listo para enviar a la cárcel a tus amigos y familiares.”

Hay que comprender que Guatemala, está cambiando y no podemos ser tenaces a mantener un sistema perverso que sólo cuida el “estatus quo” y favorece al poderoso, en detrimento del agobiado.

Por eso es plausible la actitud de los empresarios, que reconocieron su error en el aparente financiamiento ilícito a favor del partido oficial y piden disculpas al pueblo de Guatemala.  Y aunque esa actitud de cambio debe ser demostrada con otros actos y no sólo con palabras, entre ellas, pagar salarios justos y respetar los derechos laborales de sus empleados ¡así se inicia una nueva actitud!

Señor Presidente, si mi mensaje le alcanza, le solicito que se autoevalúe ante los ojos de Dios, analice si está haciendo su Voluntad o bien tiene una actitud pertinaz.

Usted debe “pensar, hablar, actuar y reaccionar” como cristiano, respetando a Dios y dando testimonio de su amor, quien pide amar y perdonar al enemigo.  Respete al pueblo de Guatemala y vele por el bien común de la mayoría.

Evalúe ¿qué es lo mejor para Guatemala? no suscite la confrontación ni divida a la población entre derecha e izquierda o en “contras y pros” sino que, al contrario, promueva: “Que os améis unos a otros” -siembre las bases para construir al funcionario público y al chapín del siglo 21 que ama la transparencia, la verdad y tiene una actitud honesta- Viva lo que dijo en su campaña, que nadie es superior a la ley y que debe respetarse el debido proceso.

No es bueno justificar que en Guatemala la corrupción es normal.  Esa permisividad ante los actos de corrupción debe cambiar, no vuelva atrás, usted como Presidente cristiano debe predicar y vivir los postulados bíblicos con el ejemplo. Si Lee Kuan Yew, sin tener a Dios transformó a un país, en próspero ¡que no puede lograr quien si lo tenga en su corazón! Jueces 2:19, reza: “Más acontecía que al morir el juez, ellos volvían atrás, y se corrompían más que sus padres, siguiendo a dioses ajenos para serviles e inclinándose delante de ellos; y no se apartaban de sus obras, ni de su obstinado camino.”

Usted está en una posición que puede inspirar la transformación del político y del chapín, sólo toca escuchar a Dios y pedirle su dirección, recuerde, es de humanos errar, pero de sabios rectificar y es oportuno que el Presidente anime la lucha contra la corrupción porque es un cáncer que acarrea injusticia.

Debe florecer entre la población otra actitud que siente las bases para un país democrático, justo y humano, en el que asumamos un compromiso con el honor, la dignidad y los valores morales y éticos.

No se adhiera a los que manifiestan que en Guatemala hay mucha gente “que prefiere le den el pez, que aprender a pescar” esto niega que la principal razón para que exista pobreza, que niños vivan desnutrición crónica y no tengan acceso a educación formal ni servicios de salud, es la corrupción y desigualdad histórica, sistémica y estructural enraizada en nuestra sociedad.  ¡Eso es negar lo innegable, nuestra realidad y no amar a nuestro prójimo!

Disculpe Señor Presidente, esta actitud atrevida.

Mireya Batún Betancourt

Abogada, Notaria y Licenciada en Ciencias Jurídicas y Sociales, postgrado en Criminología, especialista en ejecución penal con estudios en Doctorados de Ciencias Penales y Derecho Constitucional Internacional.

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