Columnas

¡Alerta! Peligroso Impasse

Nuestra nación vive intensos momentos y es perceptible que esta olla de presión pronto va a explotar.

El recuento de los hechos es que, desde hace varios meses, las conferencias de prensa de los jueves y las capturas divulgadas masivamente, fueron objeto de una llamada de atención de la embajadora de EE.UU. ante la ONU, Nikki Haley, quien llamó a la CICIG a realizar un trabajo con un perfil más bajo y lo comparó con el que realiza el mismo FBI; sin embargo, no descalificó el trabajo de la Comisión ni los fines que el acuerdo entre Guatemala y la ONU persiguen. Una cosa son los objetivos y otra diferente la metodología.

Todas estas tensiones se han ido acumulando semanalmente, y continuaron exacerbándose con hallazgos realizados por la misma Comisión, a la vez que el acto realizado en un hotel capitalino, al cual asistió la Fiscal General para ser parte de un diálogo con un reconocido empresario guatemalteco que desata muchas pasiones negativas, hizo que bajara considerablemente el nivel de confianza de la ciudadanía en torno al trabajo que realiza la Comisión, y sólo basta ver lo acontecido esta semana con la confesión de un grupo de empresarios en torno al financiamiento electoral que se sirvieron entregar en patrocinio al gobierno de hoy, para comprender el porqué la ciudadanía ha dejado de confiar.

Como si fuera poco, el aún gobernante de turno, ha vertido declaraciones no sólo serias en su contenido, sino preocupantes en cuanto a la capacidad de control que de su persona podemos calcular que pueda tener, si la presión continúa hostigándolo.  Por Ley Constitucional, el presidente de Guatemala debería de representar “la unidad nacional”; todo lo contrario a lo que estamos viendo.

El ministro de Gobernación, aparte, ha ordenado una investigación por un allanamiento que ya calificaron ellos como “ilegal” en la Casa Presidencial, en 2016, ordenado por las autoridades, mientras el presidente arremete en medios masivos en contra del MP y la CICIG.

Por aparte, se cierne sobre Guatemala una queja, generada en buena parte por los artículos de la columnista del Wall Street Journal, Anastasia O’Grady, ante el Senado de los EE.UU. por el caso del juicio a la familia rusa Bitkov, quienes fueron condenados por un tribunal guatemalteco en juicio, por la que consideraron comisión de delitos para lograr permanencia en Guatemala al no haber estado en ley el procedimiento de rigor.

Dicha columnista pone a Guatemala en el ojo del huracán – nada más y nada menos– que en medio del conflicto actual que  EE.UU. sostiene con Rusia por una serie de motivos totalmente ajenos a nuestro pequeño país, y aprovecha la ocasión para acusar –por larga distancia—  en su columna de opinión del 22 de abril, al presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin y su supuesta “mafia”, de una supuesta persecución a esa familia (https://www.wsj.com/articles/a-crisis-in-guatemala-abetted-by-the-u-n-1524420935), y hoy, lunes 23 de abril,  indicó a viva voz en un programa radial de Guatemala,  que CICIG, –dice O’Grady-  sobrepasa las leyes máximas de Guatemala…

Me pregunto: ¿Cuál sería la pena si este caso hubiera sucedido en suelo norteamericano, tal cual?  ¿Ha venido O’Grady a leer todos los folios del MP y a entrevistarse personalmente con el juez a cargo?  Pregunto: ¿Cuándo, entonces, a los guatemaltecos nos toca votar en los EE.UU, ya que su Senado conocerá un juicio guatemalteco, cuando ni la propia Embajada norteamericana se ha pronunciado?

El nombre de Guatemala aparece en todas partes: El BID nos reporta como el peor país de 25 en América Latina para trabajar en calidad y cantidad de empleos y el penúltimo en inversiones, aventajado sólo por Venezuela.  Como “guinda del pastel”, CODECA nos regalahoy una serie de bloqueos viales para protestar por la situación actual, aun cuando es totalmente inaceptable que obstruyan el paso a los guatemaltecos.

Lo único cierto es que Guatemala está desacelerada económicamente, y políticamente es un barco sin rumbo que pende  de un hilo.  Creo válido reiterar la importancia de realizar dos cosas primordiales ahora: 1. El Congreso debe dar muestra de madurez política y debe convocar a una reforma de la Ley Electoral y de Partidos Políticos de forma urgente (así como se lee), y 2. Sólo después de esa reforma, se debe convocar el llamado ciudadano para una Asamblea Nacional Constituyente, para cambiar todo este podrido sistema, aprovechando positivamente esta coyuntura.

La ciudadanía y autoridades, en una muestra de madurez y preocupación por nuestro suelo patrio, debemos unirnos y tomar la rienda de este caballo desbocado y cansado, antes de que muera.