Columnas

Rescatar proyectos de vida desde la niñez

Circula en diversos medios la campaña: “Las niñas no se tocan, no se violan y no se matan”, la cual fue lanzada por distintos grupos de defensa de derechos humanos. Además, se ha modificado para ser inclusiva: “Ni a los niños tampoco”.

Estimo que esta campaña a favor de las niñas es indispensable debido al incremento de ese flagelo contra ellas, y aunque hay niños víctimas, la mayoría es contra las mujeres. La violencia contra las niñas se investiga y judicializa como violencia contra la mujer.

El aumento de la violencia contra niñas y mujeres se puede constatar en publicaciones de distintos periódicos del país: El Periódico, 13/12/2017: “El Grupo Guatemalteco de Mujeres (GGM) presentó hoy el “Informe anual de muertes violentas de mujeres: 2016, un año con más víctimas y excesiva crueldad hacia las mujeres”, en el que se destaca el incremento de víctimas reportadas en relación a periodos anteriores”. En esa publicación se revelan “Estadísticas 2016: 711 muertes violentas de mujeres en ese año, 65 mil 543 denuncias a nivel nacional”.

Prensa Libre, 31/10/2017: “En los últimos nueve años han muerto de forma violenta 7 mil 273 mujeres…” “El año pasado se registraron 739 muertes violentas de mujeres, mientras que este año, hasta el 30 de septiembre, ya sumaban 588”.  Diario República, 9/03/2018: “Según las autoridades del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), 134 mujeres murieron en hechos violentos del 1 de enero al 28 de febrero del 2018. El dato muestra un repunte si se compara con igual período del 2017, con 119 víctimas. Las muertes violentas aumentaron un 19 %, según el registro del Inacif. La mayoría murió por heridas de arma de fuego, asfixia y heridas de arma blanca”.

Estas cifras son temibles y groseras, por lo que se requieren muchas campañas para que incidan en la erradicación de la violencia contra la niña y la mujer.

Hace tiempo, en un seminario sobre ese tema, me dio desconsuelo e indignación escuchar que hay diversas historias comunes sobre la violencia contra la mujer en Latinoamérica. Muchos profesionales que trabajan y abordan esta problemática en sus países narran historias de mujeres violentadas y la justificación por parte de los agresores para agredirlas: “porque te quiero, te abuso, lastimo o mato”.

Sin embargo, esto no es exclusivo de Latinoamérica, sino que también ocurre en Estados Unidos, a pesar de las leyes tan drásticas para castigar estos actos. Oprah Winfrey, activista del movimiento MeToo contra el acoso sexual, lo expuso claro en su emotivo discurso en los Globos de Oro 2018, dirigido contra “los hombres poderosos y brutales”, al afirmar que se encuentra inspirada por todas esas mujeres que se han sentido orgullosamente fuertes y empoderadas para hablar y compartir sus historias personales”, así mismo expresa su “gratitud a todas las mujeres que han soportado años de abuso y agresiones, porque como mi madre, tenían niños que alimentar, facturas que pagar y sueños que cumplir. Son mujeres de las que nunca sabremos el nombre (…) Durante demasiado tiempo, las mujeres no han sido escuchadas o creídas si se atrevían a contar su verdad”.

En Guatemala, a pesar de que la violencia contra la mujer tiene cifras altas, a la par existe una cifra similar o mucho mayor a la que obran en el sistema de justicia. Es esa cifra negra que se compone por aquellas mujeres que no se atreven a denunciar por el propio miedo a las consecuencias o amenazas, porque se encuentran dominadas en la relación de poder, atemorizadas, con una baja autoestima, y disminuidas psicológicamente, por lo que temen revelar la verdad por “vergüenza”, por “culpa”, por no “destruir su hogar” y porque les es difícil salir de ese círculo vicioso de violencia.  En el caso de las niñas, por no ser creídas y apoyadas por sus padres.

Me atrevo a afirmar que todas las mujeres, en algún momento de nuestra vida, hemos sufrido violencia y acoso sexual, como el primer “piropo” y la gran mayoría, siendo niñas. El acoso sexual o violencia que se sufre en la infancia define en un mayor número, el proyecto de vida próspero de la niña.

¡Basta ya de cerrar nuestros ojos ante esta injusticia! Empoderemos a la niña y mujer para denunciar y así rescatar sus proyectos de vida, porque como lo señaló Oprah: “Esta aquí en cada mujer que elige decir –yo también- y cada hombre que elige escuchar.”  Dejemos de “vivir en una cultura rota” “sabemos que la dedicación insaciable de desvelar la verdad absoluta lo que nos evita estar ciegos ante la corrupción y la injusticia, a los tiranos y víctimas, a los secretos y mentiras (…)  Decir la verdad es la herramienta más poderosa que tenemos.”

TEXTO PARA COLUMNISTA

Mireya Batún Betancourt

Abogada, Notaria y Licenciada en Ciencias Jurídicas y Sociales, postgrado en Criminología, especialista en ejecución penal con estudios en Doctorados de Ciencias Penales y Derecho Constitucional Internacional.

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