Columnas

Pompeya en el siglo XXI

Actualmente pareciera que vivimos una historia de siglos atrás pero contada en nuestra época.  Lo ocurrido el domingo 3 de junio de 2018, es otra Pompeya en pleno siglo XXI, aquella ciudad romana que fue devastada por la violenta erupción del Vesubio en el año 79 después de Cristo.

Para comprender las malas decisiones tomadas en esta tragedia, cronológicamente demos seguimiento a los acontecimientos del 3 de junio.

A las 6:00 de la mañana, el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH) emitió un Boletín Vulcanológico especial, en donde describe una actividad inusual del Volcán de Fuego.  El boletín informaba que se estaban generando flujos piroclásticos en dirección a barranca Seca, Santa Teresa y posiblemente a otras barrancas, y que a esa hora ya se registraba ceniza en algunos municipios ubicados en las cercanías del Volcán.

A las 14:00 horas, el INSIVUMEH emite el segundo Boletín Vulcanológico, en esta ocasión señala que la erupción del Volcán de Fuego era la más fuerte registrada en los últimos años generando una gran cantidad de material piroclástico y cenizas que se elevaban hasta los 10,000 metros sobre el nivel del mar, y es por eso que se recomendaba a la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED), subir el estado de alerta que permitiera evacuar a las personas de la aldea Sangre de Cristo.

A eso de las 13:30 horas, se escuchó un fuerte estruendo en el Volcán de Fuego que provocó la alerta en muchos municipios cercanos al coloso.

No obstante, fue hasta las 15:00 horas que la CONRED emitió el primer boletín informativo en donde recomendaba a los pobladores atender las indicaciones de los líderes comunitarios.

Para una porción de habitantes de la zona, los retumbos eran normales, ya que estaban acostumbrados a la actividad constante del volcán.  Otros comunitarios de las cercanías del volcán se percataron que los retumbos eran un poco inusuales, no obstante la mayoría decidió continuar con sus actividades de domingo sin interrumpirlas.

El día transcurría con normalidad para la mayoría de los guatemaltecos, muchos estaban reunidos en familia o realizaban actividades características del día domingo como compartir un almuerzo o una tarde en familia, asistir a actividades religiosas o simplemente dar un paseo.

La actividad del Volcán de Fuego se intensificó con las horas, las erupciones eran constantes y con grandes cantidades de material piroclástico lanzado por el coloso.  A las 16:00 horas la CONRED informaba de evacuaciones preventivas que se habían realizado en algunas aldeas cercanas y emitía una serie de recomendaciones para las personas que habitaban cerca del volcán, entre las cuales incluía mantenerse atentos de las recomendaciones de los líderes locales y las autoridades correspondientes.

En la capital muchos se percataron de la presencia de ceniza volcánica sobre vehículos, asfalto y ventanas. Motivados por la curiosidad comenzaron a monitorear los diferentes medios noticiosos y redes sociales, para el asombro de muchos las imágenes eran como del fin del mundo, las fotografías y videos mostraban la crudeza de la destrucción provocada por la actividad volcánica.

El primer reporte de personas fallecidas fue la cifra oficial de 25 cadáveres, y a partir de ese momento, muchos guatemaltecos decidieron mostrar su solidaridad con las familias afectadas y en menos de cinco horas, varios establecimientos y casas particulares abrieron sus puertas como centros de acopio.

Las conclusiones del caso sobre el actuar de la autoridad competente, se podría considerar que fue negligente, pues hubo información previa (6:00 a.m.) sobre la actividad del volcán que debió obligar a tomar medidas para evacuar la zona y salvar vidas. Sin embargo, las malas decisiones, han provocado que muchas vidas se apaguen, ya que nunca se alertó a los vecinos del lugar sobre el peligro que corrían de mantenerse allí.

Es inaceptable que en esta época moderna con tanta tecnología a disposición, se demorara tanto una alerta de evacuación.  La centralización en la toma de decisiones o bien la falta de competencia de la CONRED para tomar medidas de urgencia, nos deben de hacer reflexionar sobre la necesidad de realizar cambios para que este tipo de situaciones puedan prevenirse a tiempo o bien dotar de esa competencia a la CONRED para que, ante estos casos, de forma autónoma y sin aval de otra autoridad, ejecute disposiciones de premura.

Lecciones por aprender tenemos muchas con esta tragedia.  Nos toca aprender “con dolor” que se debe implementar un mejor sistema de prevención, y la solución está en nuestras manos, unamos fuerzas como chapines, tomemos la iniciativa en nuestras manos y seamos parte de la solución.  Juntos logramos cambios importantes, un ejemplo de ello, es que hemos demostrado el gran corazón que tenemos, al apoyar incondicionalmente y de forma pronta a las víctimas.

TEXTO PARA COLUMNISTA