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Nuestro petróleo, ¿Cuál petróleo?

#EnergíaAmbienteyPoblación

¿Cuál petróleo? es la pregunta, tomando en cuenta que se trata de un tema de espinoso entendimiento: acá por el lado de los ecólogos-ambientalistas, funcionarios de gobierno y estatistas; allá con los  promotores-emprendedores y liberales del credo empresarial. De mi parte, me confieso un imperdonable realista, siempre recomendando no tomar la desinformación como información.

Y es que el tema del petróleo de Guatemala, tanto en el ayer como hoy mismo, se ha manejado de tal manera que haría las delicias de Claude Levi-Strauss, eminente antropólogo experto en la “Mitología de los pueblos”.

Repasando comparativamente los actuales niveles de producción nacional, en el sitio Xan, contiguo al humedal Laguna del Tigre, hoy se producen alrededor de 8,500 a nueve mil barriles por día. Frente a una producción declinante, en años pasados la empresa Perenco debió de perforar 2 o 3 pozos más, con probabilidades 50/50 de incrementar o no esa producción. Yendo a las antiguas zonas productoras, tenemos que en estos tiempos “raspando la olla”, la zona de Rubelsanto ha rendido unos 600 barriles/día, en tanto que Yalpemech ha estado rondando los 50 y Chocop en la franja por debajo de la anterior cifra.

Esta es la situación actual, dejando atrás operaciones de campo a lo largo de poco más de 40 años desde que se descubrió petróleo en Guatemala, en 1974, cerca de Rubelsanto. En ese lapso han efectuado exploración y en algunos casos producción inicial, empresas de las ligas mayores como Texaco, Exxon, Shell, Elf Aquitaine, Hispanoil, Triton. De hecho, Texaco descubrió en 1980-81, la capacidad de producción de la zona de Xan pero, bajo consideraciones de sus propias políticas (incluidos calidad del crudo, pesado, alto contenido de azufre), devolvió el área al gobierno.

Y es que en el negocio de exploración y producción del petróleo se conjugan muchos factores, empezando por el cálculo del riesgo de hallar no sólo los hidrocarburos, sino estos con un potencial productor económicamente factible. La geología se asocia con ese potencial productivo más la calidad y cantidad del crudo, factores de competitividad mundial. ¿Cómo atraer entonces a empresas que ya conocen no solamente el potencial de nuestro país, sino de muchísimos países a lo ancho del globo terráqueo? Opino: no es atribuible, la escasez  de oferentes en las últimas licitaciones de áreas para exploración y-o producción, a negligencia o mala preparación de las autoridades en la materia, ni al estado de violencia (veamos frente a esto, el interés voraz y la presencia de tantas petroleras hoy en Irak, cundido de terroristas asesinos).

El pecado nuestro: no querer dimensionar con realismo, las limitaciones harto demostradas,  a lo largo de la historia y la práctica de la aventura petrolera en el país.

TEXTO PARA COLUMNISTA

Otto Rinze de León

Consultor en energía, ambiente y población. A lo largo de su carrera profesional, ha ocupado distintas posiciones de gestión y dirección, en la iniciativa privada, instituciones de gobierno y proyectos de la cooperación internacional. Correo: [email protected]

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