Columnas

El futuro de la universidad

Sueños…

Como en una larga noche, sombría, silenciosa, llena de espanto, así se nos aparece el futuro en los inicios del año 2019. Pero todos queremos mantener la esperanza. Y la esperanza en el mundo moderno proviene de varias fuentes. Una muy importante es la educación. Especialmente la educación universitaria. Los humanos nos aferramos a las señales del futuro. Siempre queremos encontrar el hilo de Ariadna que nos indique que pasos seguir para alcanzar la sociedad feliz, el mundo sin problemas graves y la posibilidad de vivir en equidad y tranquilidad.

Para tratar de prever el futuro haremos un estudio de caso. Vamos a estudiar algunas tendencias de las carreras en una de las universidades de Centroamérica. Utilizaremos algunos sintéticos datos de la Universidad Nacional (UNA) de Costa Rica solo con el fin de que nos permitan puntualizar algunas hipótesis sobre el futuro de la educación universitaria en la región.

Nuestra preocupación principal es comprender los factores del desarrollo, para otear la posibilidad de que estas mínimas naciones de esta lánguida región del planeta puedan incorporarse a ese desarrollo tan soñado. Vamos a utilizar unos datos sencillos sobre la tendencia de la matrícula en las carreras de mayor demanda de la UNA, con una tendencia del crecimiento aritmética simple. Pero que nos muestran algunas realidades del mercado, de la sociedad y del entorno mundial que moldean nuestra estrategias nacionales y regionales.

Gráfico 1

Universidad Nacional

Tendencia de la matrícula

En las carreras con mayor matrícula

-años 2000-2016-

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Fuente: elaboración propia, con base en el Depto. De Registro de la UNA, 2018

En las universidades, así como en cualquier lugar de la sociedad, siempre habrán grupos progresistas que buscan fortalecer los procesos de progreso y avance, buscando no solamente el bienestar del ser humano, sino que aún mejor generando responsabilidad social y empresarial en la búsqueda de sociedad equitativas y solidarias, responsables con la protección de la naturaleza y las otras especies y manteniendo un mundo en paz, estabilidad y desarrollo sostenible.

Como seres humanos, también nos encontramos a los grupos que prefieren actuar por el instinto de supervivencia, consumo intensivo y deterioro social y de la naturaleza.

En esta lucha, los grupos progresistas que pueden encabezar a las universidades públicas tienen la gran responsabilidad de actuar estratégicamente, fortaleciendo el progreso, que significa que el ser humano sobreviva en paz y tranquilidad, pero siendo respetuoso del resto de animales y plantas, así como de las condiciones de vida en el planeta.

Que nos muestran los datos de la UNA. Además, de que se están formando profesionales en áreas de mayor demanda de una sociedad competitiva e innovadora; dos escenarios:

El primero, nos señala la tendencia que la sociedad le demanda a la universidad una mayor cantidad de profesionales capacitados y ejemplares en las carreras de administración, informática, comercio internacional, relaciones internacionales y veterinaria (posiblemente, ciencias de la naturaleza). Es claro que una visión estratégica de la conducción de la universidad debiera fortalecer los recursos, los medios técnicos y la organización de esas carreras. Con el fin de proporcionar a la sociedad profesionales con cualidades blandas (liderazgo, otros idiomas, trabajo en grupo, responsabilidad social, etc.) y cualidades técnicas (manejo de informática, biotecnología, comunicaciones, programación, matemáticas) para fortalecer su impacto en una sociedad que marcha al garate.

Segundo, probablemente los dirigentes de las universidades descubran que esas no son las carreras que el momento actual necesita. Y vean que es indispensable reorientar la gestión universitaria por otros rumbos. El modelo pedagógico tiene que orientarse a una gestión de conocimiento libre del estudiante, la clase magistral es obsoleta, al estudiante se le pueden señalar una determinada cantidad y calidad de áreas de conocimiento que necesita dominar, pero el estudiante al usar los medios informáticos y de computación modernos, verá que puede ensanchar ampliamente sus conocimientos. La ciencia y la cuarta, quinta, enésima revolución industrial confiere a los seres humanos poderes sobrenaturales. En el momento actual la biotecnología, la ingeniería biológica, la robótica, la genética potencializada, la guerra Inter espacial, la psicología evolutiva y el manejo climático son algunas de las bases de las nuevas carreras y conocimientos que domina el ser humano.

El ser humano domina todas las áreas de la tecnología y la economía, domina a todas las especies y las somete a la ingratitud y esclavitud. Por fin tenemos el poder de cambiar el rumbo de la evolución. Por un lado, podemos implantar un gen en cualquiera para reorientar sus deseos y necesidades; por otro, ya somos capaces de cambiar las leyes de la vida con la ingeniería de ciborgs; también, podemos, ya, producir seres vivos inorgánicos. Somos dioses. Bueno, no todos.

Sí las universidades pueden dominar las nuevas ciencias podrían avanzar en la compresión de crear un mundo estable de convivencia del ser humano, sociedad, tecnología y naturaleza. Si no lo comprenden y siguen soñando con ser rentistas, entonces la humanidad perderá el rumbo, como anunciará Yuval Noah Harari, y el fin estará en manos de dioses insatisfechos e irresponsables, que no saben lo que quieren ni hacia donde van.

TEXTO PARA COLUMNISTA

Cristobal Pérez-Jerez

Economista, con maestría en política económica y relaciones internacionales. Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica. Analista de problemas estratégicos, con una visión liberal democrática.

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