Columnas

El agua y la ciudad

Pensamiento Crítico

El 22 de marzo de cada año se conmemora el día internacional del agua. Un recurso vital para la humanidad. Por eso el acceso al agua es considerado un derecho humano. El derecho que tenemos todos los seres humanos de acceder al agua potable y su saneamiento.

La importancia del agua no ha pasado desapercibida en el plano internacional. Desde la Organización de las Naciones Unidas la preocupación por el acceso a agua potable y el saneamiento se ha trabajado por décadas. En el año 2010, el 28 de julio, la Asamblea General de la ONU aprueba la resolución 64/292 en la que se reconoce el derecho al agua potable y el saneamiento, y su calidad de esencial para el pleno disfrute de la vida y de los demás derechos humanos.

Una de las razones por las cuales existe una preocupación de parte de este órgano internacional radica el movimiento demográfico; en dos décadas se estima que el 60 % de la población mundial vivirá en núcleos urbanos. La concentración de las personas en las ciudades conlleva diferentes desafíos, en el que se ha coincidido que la falta de suministro de agua y saneamiento es la más urgente y que puede provocar más daños. A esto se suman los desastres, como inundaciones y sequías, que tienen un impacto negativo.

En las ciudades la administración del recurso hídrico resulta compleja, pero ello requiere una estrategia a largo plazo para poder garantizar el acceso y saneamiento a los ciudadanos actuales y a los futuros. Requiere de un modelo sostenible para el cuidado de las fuentes de abastecimiento del agua, sistema de distribución, drenajes y tratamiento. Una estrategia que debe ser abordada de forma integral.

La ciudad de Guatemala tiene serios problemas para garantizar este derecho humano fundamental. Pero el reto de garantizar el acceso al agua y su saneamiento no es aislado, es un problema que compete a toda el área metropolitana. Esta área es víctima de estrés hídrico, generado a una mala administración del agua.

Si bien el estrés hídrico es un problema a nivel mundial, este problema no es ajeno a la ciudad de Guatemala. El proceso desordenado de urbanización y la poca normativa que existe para el control y administración del agua ha llevado a que el manto freático resulte con una capacidad mucho menor año con año. Los incentivos existentes para dejar espacios de permeabilización son reducidos, y por lo tanto existen pocos espacios que permitan la filtración y recarga de los cuerpos de agua subterráneos.

La normativa laxa ha provocado que no exista una documentación sobre qué cantidad real se consume y se extrae. El modelo existente ha incentivado a la perforación de pozos privados. La profundidad con la que dichos pozos son excavados muestra también la preocupante situación de la poca recarga que ofrece el manto freático. Los datos históricos muestran que en 1965 la profundidad de estos pozos eran de aproximadamente 450 pies, actualmente ya superan los 2,500 pies de profundidad.

Es necesario abordar el problema del agua con seriedad por parte de las autoridades municipales. Además, es necesario que a nivel nacional se regule la administración del recurso hídrico. Una ley de aguas pendiente de hace casi un siglo muestra la desatención que se le ha dado a abordar soluciones respecto del acceso al agua y su saneamiento. Es hora que la voluntad política se deje de hacer la vista gorda, tomar medidas en el asunto y prevenir el desabastecimiento general que se pueda sufrir en los años venideros.

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