Columnas

¿Por qué rara vez reconocemos lo positivo?

Catarsis

Los guatemaltecos tenemos la particularidad de resaltar lo malo y obviar lo bueno, es algo que vemos en muchas esferas y en ocasiones contrasta con la actitud que tienen los mexicanos o los costarricenses. No cabe duda de que ellos se saben vender, se sienten orgullos y no dudan en decírselo al mundo.

La Policía Nacional Civil es una de esas instituciones que solemos criticar con más frecuencia y en muchos casos las críticas han sido más que justificadas. Sumado a esto está el hecho de que a los guatemaltecos nos preocupa mucho la seguridad y por ende solemos tener una mala imagen de la policía. ¿Desde cuándo viene esto? En realidad, no lo sé, pero sí me parece que desde el conflicto armado interno ya se desconfiaba de ellos y eso quedó de una manera u otra en nuestra psique colectiva. Tristemente como en la mayoría de las instituciones de nuestro país, no ha faltado el criminal que la desprestigie, pero ¿en realidad tenemos justificación para desconfiar de ellos? Guatemala es quizá uno de esos extraños países del mundo en el que en caso de emergencia preferimos acudir a los bomberos que, a la policía, aunque sea un asunto que los bomberos no puedan solucionar.

Lo que les voy a narrar a continuación me sucedió hace un par de días. Yo me encontraba haciendo un alto en una avenida de doble vía y un auto del otro lado de la avenida se pasó el alto haciendo que el carro que venía sobre la 20 calle de la zona 10 tuviera que maniobrar para esquivarlo, lo que lo hizo perder el control y terminó colisionándome a mí. El conductor del vehículo trató de evitar un accidente, pero provocó otro por culpa de la irresponsabilidad de un conductor que no solo cometió una imprudencia, sino que además se dio a la fuga. Fue un choque fuerte, ambos carros quedaron en muy mal estado, fue una fortuna que ninguno de los ocupantes de los vehículos resultáramos heridos.

Muchas personas se acercaron a ver cómo nos encontrábamos, yo quedé totalmente aturdida y sigo pensando que fue un milagro que saliera ilesa. El conductor del otro vehículo se portó como todo un caballero. De más está decir que llegó una ambulancia y la Policía Nacional Civil, como todo lo arreglamos y no hubo heridos, pues no hubo más que hacer. Sin embargo, los dos agentes de la Policía Nacional Civil mostraron mucho profesionalismo y nos brindaron una atención que de verdad yo no esperaba. Los agentes se encontraban cerca y vieron el accidente, se acercaron de inmediato para ver si yo estaba bien, pues desde dónde ellos lo observaron, pensaron que yo podía estar mal herida.

En lo que se hacían las llamadas correspondientes y demás, los agentes nunca dejaron mi lado, se dieron cuenta que yo estaba sola, inclusive me preguntó el agente si yo no tenía a alguien a quien llamar para que me fuera a hacer compañía, tenía por supuesto e hice las llamadas correspondientes, pero en realidad no sentí que necesitaba que alguien llegara si todo se estaba arreglando de la mejor manera posible pese a las circunstancias. Aún así, la pareja de agentes decidió escoltarnos hasta el taller mecánico en dónde dejamos los carros para reparación y se ofrecieron a llevarme a mi casa que quedaba a poca distancia del taller. La ironía más grande es que todos resultamos siendo vecinos del sector, pero los oficiales me dijeron que no podían permitir que yo me fuera sola caminando. Y de repente recordé las historias que uno escucha del tiempo de Ubico y que los mayores tanto añoran, cuando los policías escoltaban a sus casas a los ciudadanos y se preocupaban genuinamente por su seguridad. Me llamó la atención su fineza y preocupación al verme sola. Y no se quedaron tranquilos ni dejaron mi lado hasta que llegaron a buscarme.

La pareja de agentes está integrada por el oficial Colindres y la oficial Mazariegos de la Patrulla GUA 13041, desde lo más profundo de mi corazón les agradezco por su servicio, gentileza y por su acompañamiento. A la Policía Nacional Civil, mi más sincero reconocimiento, se ve que sus agentes están siendo seleccionados y capacitados, los ciudadanos les debemos más respeto, más agradecimiento y más simpatía. Ya va siendo hora de que dejemos a un lado la paranoia colectiva y les demos otra oportunidad a nuestras autoridades, no culpemos a todo un conglomerado por los delitos de unos cuantos. Por supuesto que falta mucho por hacer y mejorar, pero eso no le resta mérito a quienes ya están haciendo su trabajo con dignidad y muchas veces en condiciones precarias.

Cabe la pena mencionar que conversando sobre lo ocurrido varios amigos me comentaron que han tenido experiencias positivas con agentes de la PNC, lo cual no deja de sorprenderme, ¿por qué siempre criticamos lo malo y rara vez reconocemos lo positivo?

TEXTO PARA COLUMNISTA

Lea mas de la autora:https://elsiglo.com.gt/2019/04/05/esperanza-o-deseo/

Carmina Valdizán

Abogada y analista guatemalteca, presentadora de televisión y escritora.

Avatar de Carmina Valdizán