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El oro de las Repúblicas Bálticas

Editado Para La Historia

Cuando el primero de septiembre de 1939 las tropas alemanas por el este y las soviéticas por el oeste invadían la independiente República de Polonia quedaba claro cuál era el destino para el resto de los países europeos. Y, en primer lugar, el destino de las 3 pequeñas repúblicas bálticas, a saber, de norte a sur, Estonia, Letonia y Lituania. Los gobiernos de estas 3 repúblicas decidieron poner a buen recaudo sus reservas de oro ante la expectativa de una invasión por una de las dos potencias que ya habían invadido Polonia.

Pero antes debemos hacer un poco de historia. Al desmembrarse el imperio ruso en 1918 como resultado del advenimiento del régimen bolchevique, la mayoría de los estados que formaban el imperio intentaron independizarse. Algunos países (Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania y Polonia) lo lograron, pero otros como Ucrania, Bielorrusia Armenia y Georgia fueron integrados a la fuerza a la nueva Unión Soviética.

Volvamos a 1939, ante la inminencia de una invasión el gobierno de Estonia decidió enviar sus reservas de oro a Francia para que fueran protegidas, Letonia decidió enviarlas a Gran Bretaña y Lituania decidió enviarla a los Estados Unidos. Tan pronto los países bálticos fueron anexados a la Unión Soviética, Stalin pidió a los respetivos países detentores la inmediata entrega de esas reservas de oro. Rechazo total de parte de los Estados Unidos y de Francia, pero Gran Bretaña accedió a las demandas soviéticas. Debemos decir que los Estados libres del mundo nunca reconocieron la anexión de las 3 repúblicas bálticas.

Desde el momento en que Lituania fue anexada a la Unión Soviética hasta su plena nueva liberación en 1993, la embajada de Lituania (bajo el nombre de embajada de Lituana Libre) en Washington funcionaba con los intereses que dejaban estas reservas de oro depositadas en bancos norteamericanos. Todo lituano que lograra llegar a los Estados Unidos recibía ayuda monetaria para instalarse en su nueva patria. El mismo edificio sigue siendo la embajada de la liberada República de Lituania. Casualmente se encuentra al lado mismo de la Embajada de Cuba, que los expertos dicen es la más hermosa capital en Washington.

Con el paso de los años cambió la realidad histórica debido a la implosión de la Unión Soviética y cuando estos países volvieron a lograr su independencia, lógicamente se dirigieron a sus respectivos depositarios para que se les devolviera su oro. Estaba claro que Estados Unidos tenía a buen recaudo estas reservas, pero no los intereses que había generado durante tantos años, de eso había vivido la embajada de la Lituania Libre. Los Estados Unidos devolvieron este oro. En el caso de Estonia recuerdo perfectamente una entrevista televisiva en la que François Mitterrand, a la sazón presidente de Francia, manifestaba que las reservas de oro de Estonia estaban debidamente guardadas en Francia y que, cuando se estableciera un gobierno legítimo que las solicitara oficialmente, serían devueltas.

Lamentablemente no fue el caso de las reservas letonas que estaban guardadas en Gran Bretaña ya se las habían entregado a la Unión Soviética. Letonia fue el único de los tres países que no pudo recuperar sus reservas de oro. Ojos que vieron partir el oro ahora solo servían para llorarlo.

Hoy en día los tres países son miembros activos de la Unión Europea y miembros de la OTAN. Considero que esto se debe en parte a la clarividencia del presidente francés François Mitterrand quien vio claro que en un futuro Rusia pudiera volver a querer recuperar, con ansias revanchistas, lo que en un momento poseyó.

La reciente anexión de Crimea dio razón al parecer de François Mitterrand.

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Franck Antonio Fernández Estrada

traductor, intérprete, filólogo ([email protected])

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