Columnas

Del desarrollo del área rural

Guatemala al rescate

Para el año 2050, Guatemala tendrá 27.6 millones de habitantes según un informe realizado por la Oficina de Referencia de la Población, PRB por sus siglas en inglés, del año 2016.

Partiendo de estos datos resulta importante repensar que tendremos que hacer los guatemaltecos para poder cubrir la demanda alimentaria de nuestra población en los años venideros, de allí la importancia de evolucionar a sistemas intensivos que permitan incrementar los recursos de alimentos, para cubrir esa demanda.

La agroindustria representa una actividad económica importante para cualquier país en desarrollo, ya que permite la disponibilidad y durabilidad de productos perecederos y a su vez da valor agregado a los productos de origen agropecuario, forestal y pesquero e influye en otros ámbitos como el empleo, la inversión y el desarrollo económico

La transformación de los productos agrícolas o agroindustria es una propuesta que favorece a todos y que se debiera apoyar con mayor impulso para lograr el crecimiento económico de los guatemaltecos especialmente en el área rural, con el objetivo de minimizar los niveles de pobreza y enfrentar los retos del futuro.

En la economía campesina, las cooperativas juegan un papel determinante para mejorar el nivel de vida, existen signos evidentes que el cooperativismo tiene un gran impacto económico y social en los países subdesarrollados en donde se han asentado, tanto en las comunidades urbanas como rurales, hoy en día están procediendo a transformar productos del agro para su industrialización, además, han incursionado en otras áreas como la generación de energía eléctrica, sin embargo, algunos países en vía de desarrollo todavía no se han dado cuenta de todo el potencial que ofrece el cooperativismo como motor de desarrollo, por lo que resulta vital su control administrativo y financiero para evitar malos manejos en perjuicio de sus socios.

Las cooperativas, federaciones y confederaciones de acuerdo con su ley orgánica, están  sujetas a la fiscalización del Estado, el cual la ejercerá a través de la Inspección General de Cooperativas, adscrita al Instituto Nacional de Cooperativas, de allí la importancia que la Inspección General de Cooperativas mantenga  los controles y la supervisión necesaria para transparentar el manejo de los fondos y la actuación de sus directivos, esto asegura que el cooperativismo se vaya fortaleciendo cada día más y que sirva como un impulso para  disminuir la pobreza  y el desarrollo nacional.

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