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¿Cómo elegimos por quién votar?

La Picota

Me causa extrañeza la respuesta de algunas personas cuando se les pregunta por quiénes van a votar en las próximas elecciones. Especialmente, cuando el argumento de unos y de otros tiene su base en anacronismos que podríamos suponer vienen de personas poco estudiadas o mal informadas. Por el contrario, he notado que las personas de escasos recursos cometen los mismos errores al elegir que personas con estudios y un estatus social alto.

Un ejemplo de ello son los votantes que apoyan a la candidata Sandra Torres para la presidencia, aun conociendo sus antecedentes, los casos penales que pesan sobre su cabeza y el mal manejo de los fondos públicos durante el gobierno de la UNE. Las personas de las zonas rurales y de las zonas urbanas de la periferia que fueron partícipes y beneficiarias de la “Bolsa Solidaria” creen que, si ella gana, volverán a recibir los subsidios y ayuda clientelar de antes.

Una reacción similar se percibe en el voto para la Alcaldía de la Ciudad de Guatemala. Por una parte, los empleados municipales viven con miedo de perder su trabajo si no contribuyen a que ganen los mismos; se les adoctrina para profesar una lealtad falsa hacia el todopoderoso gran empleador capitalino. Por la otra, el voto de los citadinos que viven en zonas acomodadas son comprados con obras cosméticas como la jardinización de plazas, arriates y limpieza de calles. Las voluntades y los votos se venden a cambio de paredes verdes, verdes, verdes; como el fondo del retrato que el candidato de los incautos utiliza para su propaganda.

En relación a los últimos acontecimientos, el candidato presidencial de la UCN debería salir de la papeleta blanca. No tiene sentido que exista la posibilidad de votar por alguien que no podrá tomar posesión del cargo, pues el proceso en contra de Mario Estrada se vislumbra largo y vergonzoso.  Los seguidores de Alfonso Portillo, aunque cada vez son menos, siguen votando con el iluso argumento de que, durante su gobierno, bajaron los precios de algunos productos de la canasta básica; sin entender que esas políticas tuvieron un objetivo personal de beneficio para ciertos empresarios y el propio gobernante.

En el presente proceso electoral, tenemos la posibilidad de votar por las personas. Aquellas que hayan demostrado su capacidad en una buena gestión, o bien, quienes que se hayan conducido por la senda del bien y tengan una hoja de vida limpia. Considero oportuno que nos tomemos el tiempo para conocer a los candidatos, sus logros, aspiraciones y plan de trabajo. Es importante apostarle al cambio, pues el poder absoluto oculta la corrupción incrustada en lo más profundo de la gestión pública y la única manera de erradicarla es quitando el poder a quienes la practican a diario.

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Lea más de la autora: https://elsiglo.com.gt/2019/02/06/no-al-fraude-electoral/

Roxana Ávila Martínez

Doctora en Ciencias Sociales y Políticas, Universidad pontificia de Salamanca, Madrid, España. 2015. Licenciada en Informática y Administración Pública, Universidad Francisco Marroquín 2003. Colegiada No. 9228

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