Columnas

La resistencia a una ley de competencia económica

Pensamiento Crítico

Guatemala sigue sin contar con una Ley de Competencia. La supuesta agenda económica del Congreso de la República no ha priorizado que avance el dictamen aprobado para esta ley. Casualmente cada vez que se agenda, en instancia de jefes de bloque, el proyecto no llega a ser conocido en el seno del Pleno del Congreso. Principalmente producto que muchos sectores no están de acuerdo con este tipo de regulación.

Ha quedado ya distante el plazo al que la misma Guatemala se sometió para tener una normativa relativa a la competencia, dentro del marco del Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y Centroamérica.

Existen distintas prácticas anti-competitivas, algunas relacionadas al comportamiento de los agentes económico en el mercado. Otras, referentes al acceso al mercado, que constituye uno de los elementos más importantes para que exista competencia. El acceso puede impedirse de distintas formas, por medidas tomadas entre los agentes del mercado o mediante disposiciones regulatorias que tienen esa misma finalidad.

Persisten las constantes quejas por parte de ciertos sectores y actores que alegan no existen condiciones para inversión en Guatemala. Sin embargo, son estos mismos los que en gran medida se oponen a que exista una regulación en materia de competencia.

El mandato para que exista una regulación de competencia data desde la Constitución de 1945, que incorporaba disposiciones tendientes a hacer un marco regulatorio en torno a esta materia. La Constitución Política de la República de Guatemala mantiene ese mandato regulatorio. Sin embargo, al día de hoy todavía no existe dicha normativa. Algunas normas aisladas prohíben la restricción a la libre competencia de manera muy lírica, sin que existan consecuencias puntuales para aquellos agentes económicos que de propósito traten de distorsionar el mercado.

Las prácticas anti-competitivas se pueden dar independientemente de la existencia de una regulación. No obstante, el no contar con una normativa técnica se puede dar lugar a que estas prácticas anti-competitivas distorsionen de tal forma los mercados que aniquilen la competencia –incluso con falsas apariencias de que sí existe-.

Considero necesaria una Ley de Competencia técnica que cuente con una descripción de qué y cuáles son las conductas anti-competitivas, las sanciones que se generes a partir de realizar estas conductas y un procedimiento que asegure el debido proceso. Asimismo, una ley que permita eliminar y prever la creación de barreras legales y acuerdos para el acceso a los mercados.

Las grandes empresas del mundo ya juegan bajo las reglas de marcos regulatorios de competencia. Es por ello que también se convierte en un incentivo para la atracción de inversión al país.

Existen muchos mitos que se utilizan de excusa por aquellos cuyos intereses económicos se pueden ver afectados por un marco de competencia. Una Ley de Competencia no solo crea un marco normativo, si no que cultiva una cultura para mejores prácticas al momento de hacer negocios. Un beneficio para el mercado y, finalmente, para los consumidores.

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