Columnas

La verdad en torno a TuMuni

La Picota

Por décadas la Municipalidad de Guatemala ha sido manejada por un clan conformado por la familia Arzú y su grupo de amigos incondicionales. Esto les ha permitido hacer negocios con grandes empresas de transporte, construcción, publicidad y proveedores con conexiones dentro de la institución.

Durante ese tiempo, la administración municipal mantuvo relaciones conflictivas con otros municipios del Departamento de Guatemala. Por ese motivo, se frenaron varios proyectos en mancomunidad, para el beneficio de los habitantes en temas de agua, drenajes, manejo de basura y transporte. Los vecinos de la ciudad tienen ahora la oportunidad de cambiar el esquema político dentro del Concejo Municipal, votando por nuevas propuestas que permitan democratizar las decisiones sobre las obras que se realizarán y que son prioritarias para la atención de los servicios básicos que recibe la población.

Sería lamentable perder la oportunidad de hacer ese cambio en estas elecciones pudiendo elegir entre varias propuestas interesantes con ideas innovadoras.  Al parecer, el grupo de votantes que se conforman con las obras cosméticas, va en descenso, porque se tiene mayor conciencia del daño que todos padecemos al no entrarle de lleno a las soluciones de fondo para los problemas más urgentes de la ciudad.

El crecimiento desordenado se debe a la falta de proyección en temas de vivienda que ha dado lugar a las invasiones de terrenos estatales, municipales y privados, al punto que se ha recurrido a la invasión de terrenos para la recreación como son los parques y canchas deportivas. La municipalidad, por ley no tiene jurisdicción sobre las tierras privadas, lo que sirve de excusa para no solucionar los problemas; por tanto, no se atienden los drenajes al descubierto, la introducción de agua potable y la pavimentación de calles, con lo cual se afecta la salud de los habitantes de estas áreas, pero también la del resto de vecinos que pagan sus impuestos y tienen su papelería en regla. Soluciones hay muchas, pero se necesita de voluntad política para cambiar las leyes y reglamentos que no permiten a la municipalidad ofrecer los servicios. La precariedad en los asentamientos influye en temas de seguridad, tiene secuelas en la capacidad de conseguir empleos dignos y también injerencia en la interacción con los habitantes de zonas más acomodadas.

Los errores de la administración municipal no se circunscriben únicamente a los servicios públicos, sino también a la relación con sus empleados quienes, en tiempo de elecciones, son obligados a participar en actos proselitistas mediante la coacción para no perder sus contratos de trabajo. Las investigaciones enderezadas por el Ministerio Público, advierten sobre la utilización de recursos municipales desviados para hacer propaganda al partido unionista. Las empresas que prestan servicios de publicidad a TuMuni, están relacionadas a las empresas que trabajan en la publicidad para los candidatos de ese partido. Es probable que pronto se sepa la verdad sobre los malos manejos de funcionarios municipales, la corrupción en los fideicomisos y las relaciones incestuosas con las empresas que proveen los servicios. 

Falta poco para que los capitalinos tengamos en nuestras manos la boleta rosada y decidamos a quienes elegir como integrantes del Concejo Municipal. El 16 de junio, la suerte estará echada y no habrá marcha atrás. Con responsabilidad, acudamos a las urnas y votemos por quienes consideremos capaces de generar un verdadero cambio en la administración edil.

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Roxana Ávila Martínez

Doctora en Ciencias Sociales y Políticas, Universidad pontificia de Salamanca, Madrid, España. 2015. Licenciada en Informática y Administración Pública, Universidad Francisco Marroquín 2003. Colegiada No. 9228

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