Columnas

La sobrevivencia de la Democracia

Guatemala Al Rescate

En los últimos 34 años y hasta la fecha, Guatemala ha experimentado, a través de varios gobiernos electos democráticamente, la transición política que pareciera eterna y la búsqueda de afianzar la democracia por mantenerla estable; durante todos estos años se han realizado grandes esfuerzos por parte del Tribunal Supremo Electoral para garantizar el derecho universal al voto a través de elecciones libres y transparentes, y de igual manera, otras instituciones han logrado la permanencia en el poder de aquellos que resultaron electos a cargos de elección popular, sin embargo, aun con todos estos avances, estos no han sido suficientes para garantizar la estabilidad de los gobiernos democráticos.

La democracia en nuestro país, muestra múltiples elementos de debilidad relacionados con la incapacidad del Estado de desarrollar los derechos fundamentales de la población normados en nuestra propia Constitución Política, lo que es un requisito esencial para que los habitantes del Estado conozcan sus derechos y obligaciones y para garantizar la participación y la cohesión social, así como lograr el sentido de pertenencia de la población a la Nación y como resultado obtener el soporte firme de la población a esa democracia, lo que a la vez se convierte en un elemento de legitimación política.

Algunos investigadores sociales y analistas plantean que, en nuestro país, se dan algunas características comunes que pueden de igual manera explicar la debilidad democrática, la desigualdad entre los ciudadanos de la nación y los grandes bolsones de pobreza que le niegan a una mayoría de la población el acceso a los servicios básicos, a cubrir las necesidades ingentes de la familia, la falta de oportunidades y la discriminación, que afecta a la mayoría de grupos sociales pobres, indígenas, campesinos y mujeres, de igual manera otros factores como la violencia y la corrupción que no permiten la cohesión social y reducen la posibilidad de construir un pacto social consistente entre la población.

Pero así como está demostrado que tanto la desigualdad, la pobreza, la violencia, la corrupción, el analfabetismo, la falta de oportunidades  pueden ser factores de debilidad e inestabilidad democrática del Estado, también es cierto que efectivamente el sistema de partidos políticos y los políticos, pervirtieron el sistema y profundizaron la debilidad de las instituciones de gobierno y debilitaron la democracia, hoy estamos sumergidos en una crisis política de credibilidad, de falta de confianza, que ha desembocado en un descontento hacia los partidos políticos y los políticos, que obliga a replantear el sistema de partidos políticos, de igual forma hay que exigir que el Tribunal supremo electoral como ente regulador y sobre el cual descansa el andamiaje partidario político del país, no solamente garantice el voto, sino que también cumpla y actué con totalidad imparcialidad y estricto apego a la ley en cada una de sus actuaciones y resoluciones, para proteger y mantener estable el sistema democrático.

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