Columnas

Cómo votar para el Congreso (Parte 1)

Evolución

Más que la elección presidencial, la integración del Congreso de la República tiene una mayor relevancia para las próximas elecciones. Después de todo, es en el Congreso donde se aprueban o se detienen los principales desmanes, abusos y atropellos en contra de la población de los cuáles son capaces los políticos. Empezando por el presupuesto general y seguido de una plétora de legislación que aumenta el poder de los burócratas sobre la vida de los ciudadanos, es en el Congreso donde se expande la intromisión estatista, generalmente creando programas y agencias burocráticas que se nutren de expoliar cada vez más al diezmado ciudadano, en detrimento de los derechos de los individuos y de su capacidad de prosperar libre y honradamente, mediante regulaciones que obstaculizan o destruyen la actividad económica. Todo, bajo la absurda noción que los políticos actúan siempre en pos del “bien común” y que saben cómo alcanzarlo mejor  que los individuos que cooperan entre sí voluntaria y pacíficamente. Actúan, predominantemente, bajo la premisa de anular los derechos y libertades de los ciudadanos con el pretexto de que éstos no podrán prosperar por sí mismos, por lo que deciden reencauzar la dinámica social de acuerdo a su particular conveniencia; y es a esa imposición de su voluntad lo que hoy muchos llaman “Ley”.

En ese sentido, hoy en día la “Ley” no es otra cosa que la voluntad arbitraria de un grupo de legisladores, la cual logran imponer a la sociedad gracias al poder político del que están dotados. Y que también logran imponer gracias a la complicidad de una Corte pusilánime, inepta e incapaz de salir a la defensa de los derechos de los ciudadanos, puesto que sus decisiones han sido más bien comprometidas gracias a los intercambios políticos que han hecho con congresistas, burócratas, políticos y grupos de presión, a quienes en buena medida les deben sus puestos. En ese contexto que les garantiza un poder cuasi absoluto, las figuras más hábiles en el Congreso, más bien las más astutas, logran imponer su particular agenda mediante concesiones o intercambios que hacen con otros diputados, de manera que el ilusorio concepto del “consenso democrático” o “mayoritario” se alcanza realmente mediante la colusión de intereses minoritarios que se ponen de acuerdo entre sí para favorecer recíprocamente sus iniciativas y así obtener los votos necesarios para alcanzar la mayoría “democrática” requerida para imponer su arbitraria voluntad al resto.

Y tome nota que nuestro sistema electoral está prácticamente diseñado para facilitar este proceso de intercambios políticos que se utiliza para lograr impulsar intereses específicos en el legislativo. Dado que en Guatemala los diputados se eligen por lista, y no por nombre y apellido como tantas veces he propuesto, se entiende que su supervivencia depende del lugar que ocupen en el listado, y para garantizar en el listado un puesto con probabilidades de entrar al congreso lógicamente el diputado se debe supeditar a los intereses del dueño del partido. De esa manera cuando un dueño de partido da la instrucción a su jefe de bloque en el Congreso, los miembros de la bancada que están subordinados por la razón antes expuesta votan de forma disciplinada. Cuántas veces no se ha visto, por ejemplo, que los diputados votan por una iniciativa sin siquiera haberla leído. Ello es prueba que simplemente obedecen una instrucción.

Se hace evidente entonces que la integración del Congreso, y particularmente la dispersión del poder dentro del mismo, es un factor muy importante que puede contribuir a que se minimicen los intercambios políticos perjudiciales a la población que, insisto, muchos optan por llamar “ley”. Ese objetivo, en mi opinión, debería ser clave al momento de hacer la elección para diputados al congreso, y más aún con las desventajas que presenta el sistema actual de tener que votar por un partido y no por un candidato. Dejo entonces este pequeño preámbulo y espero poder desarrollar en futuras entregas algunos lineamientos de análisis más específicos como base para hacer una elección más lógica y racional en cuanto al voto para diputados.

TEXTO PARA COLUMNISTA

Lea más de autor: https://elsiglo.com.gt/2019/04/11/el-juicio-de-murena-y-la-politica-actual/

Alejandro Baldizón

Abogado y Notario, catedrático universitario y analista en las áreas de economía, política y derecho.

Avatar de Alejandro Baldizón