Columnas

La vieja segura

Pensamiento Crítico

Los resultados del pasado domingo dejan muchas cosas por analizar. El batacazo más evidente puede ser para el partido oficial que registró los peores resultados para un partido oficial en la era democrática. Un claro mensaje de rechazo. Si bien el Presidente de la República durante estos tres años se ha jactado de ser aquel electo con la mayor cantidad de votos, desperdició la oportunidad de ser una bujía para el cambio y pasa a la historia como uno de los gobiernos más nefastos que ha tenido este país producto de esa misma expectativa que tenía el ciudadano de lo que podía lograr.

Por otro lado, los emergentes Edmun Mullet y Thelma Cabrera dejan dos mensajes particulares. El primero deja un partido político con la capacidad de aprovechar las últimas reformas electorales y consolidar una bancada en el Congreso de la República a costa de un personaje que logró suficiente empatía en los ciudadanos, una oportunidad para que se geste un proyecto político decente. Mientras que la segunda se convirtió en la figura de aquellos inconformes con el sistema actual, los antisistema que veían en Cabrera una oportunidad para desafiar al status quo. Sabiendo, seguramente, que no iba a lograr uno de los primeros puestos, pero quienes querían impregnar un mensaje a los grupos de poder político y económico tradicionales. Un mensaje únicamente pues es un proyecto político que no trascendió, pues únicamente obtuvo la representación de un diputado en el Congreso de la República.

Sin embargo, lo sorprendente, a final de cuentas, fue los resultados de los grandes vencedores durante la jornada electoral. El ciudadano promedio que anhela el cambio en el país, con personajes que puedan responder a las necesidades que tiene el mismo, que es un constante crítico de la situación actual de nuestra tierra, parece que finalmente prefiere votar a lo seguro.

Más vale lo viejo conocido que lo nuevo por conocer, dice el refrán. Esta conducta del votante, probablemente influenciada por el paupérrimo desempeño del Presidente Jimmy Morales, a quien se le otorgó el beneficio de la duda y, como lo expuse antes, a quien le quedó grande el tacuche. El guatemalteco nuevamente se fue por lo de siempre. La vieja política, lo conocido.

Los dos personajes que encabezaron la contienda por la presidencia de la República son viejos conocidos de las papeletas. Sandra Torres quien se acuerpa de un partido político que cuenta con organización en casi todos los rincones del país y que representa a todas luces la política tradicional. Mientras que Alejandro Giammattei se lanza con un proyecto político propio, luego de intentar llegar a la presidencia en otras tres ocasiones en partidos políticos distintos y en el que no figuraba como protagonista.

La vieja política también venció en el municipio de Guatemala. Pese a que se destapó la cloaca que muestra como los Arzú manejan la municipalidad como una caja chica, los unionistas resultaron nuevamente vencedores con una clara diferencia. Otros cuatro años que los capitalinos aquejaremos las mismas deficiencias en la ciudad, parece ser.

Por último y más alarmante, es que pese la captura del líder de la UCN por vínculos con el narcotráfico, este parito político logró consolidarse como una de las bancadas más grandes en el Congreso de la República.

Parece que queremos que en este país todo cambie para que nada cambie. La conducta de los votantes no refleja la exigencia ciudadana de un cambio real en el país. Ahora con la esperanza de esperar un milagro, y que quienes tomen las riendas de decisión en el país, se tomen en serio el futuro de Guatemala.

TEXTO PARA COLUMNISTA

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