Columnas

Más de veinte partidos sin ideología

La Picota

Recién termina la primera fase del proceso electoral y ya hay gente hablando de la creación de nuevos partidos políticos para dentro de cuatro años. Esta ruta fue la que tomaron muchos candidatos, en su intento por apartarse de agrupaciones señaladas de corrupción. Varios partidos esqueléticos solo cambiaron de nombre y de símbolo. Otros prefirieron partir de cero, pensando que así obtendrían más aceptación de los votantes, pero se equivocaron. Formaron partidos que solo dividieron el apoyo a una corriente ideológica y aceptaron cacicazgos corruptos, por su caudal de voto duro y la plata bajo el brazo.

En Guatemala, el panorama electoral es muy distinto a los demás países del Istmo. No existen muchos partidos ideológicamente definidos, pero además, los ciudadanos tampoco eligen a su partido por motivos ideológicos sino por caudillismo. Quienes quieren ser candidatos a la presidencia se ven motivados a crear su propia estructura, porque encuentran muy difícil congeniar con otros liderazgos partidarios. Lo que tenemos son pequeños clubs privados formados por familias, amigos y unos cuantos seguidores en busca de trabajo. El activismo por convicción es prácticamente inexistente.

Si pudiéramos clasificar a los partidos por ideología deberíamos tener solo cinco corrientes agrupadas en: izquierda, centro izquierda, centro, centro derecha y derecha. De esa forma los ciudadanos tendrían que buscar el partido que más se adapte a su visión personal, siempre que existan elecciones internas que faciliten la participación igualitaria de toda persona que desee postularse. Una vez se elija a la persona que representa a cada corriente, no vale cambiarse de partido, pues se debe respetar la decisión de las bases. Es peligroso para la democracia que exista tanta fragmentación de la sociedad, la cual se traduce en un Congreso inmanejable.

En este momento histórico, es utópico pensar en consensos, luego de los años que tomó reformar la LEPP, para que resultara  todo un fiasco. Estamos tan divididos por la arrogancia y el egoísmo de los dirigentes, que éstos solo se ponen de acuerdo en la segunda vuelta para negociar cuotas de poder, algo que también perjudica la gobernabilidad.

Varios partidos nuevos desaparecerán, mientras que otros darán los últimos estertores antes de ser cancelados por financiamiento ilícito. Vale la pena plantear reformas que democraticen los partidos y que se formen en atención a los grupos ideológicos mencionados. Sugiero que se modifique la LEPP y se exija organización partidaria en el 80% del territorio nacional, con el fin de limitar el surgimiento de mini partidos de garaje. Los guatemaltecos debemos comprender que la democracia se construye con organizaciones políticas sólidas, ideológicamente definidas y con representatividad.

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Roxana Ávila Martínez

Doctora en Ciencias Sociales y Políticas, Universidad pontificia de Salamanca, Madrid, España. 2015. Licenciada en Informática y Administración Pública, Universidad Francisco Marroquín 2003. Colegiada No. 9228

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