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Ministerio de Cultura y Deportes, el Patito Feo

La Picota

Es el ministerio más incomprendido de la administración pública. Se encarga de administrar los complejos nacionales, culturales y deportivos de todo el país, pero también administra los sitios arqueológicos que representan el patrimonio ancestral de mayor valor turístico y cultural de Guatemala.

También se encarga de promover el deporte y los grupos artísticos y culturales oficiales. Esta labor está a cargo de una serie de direcciones de fomento que son una carga burocrática inoperante. Los integrantes de los grupos artísticos sobreviven en la miseria y el abandono. Quienes dirigen estos grupos también han caído en la corrupción y el acomodo que raya en la mediocridad.

El deporte federado tiene una asignación exagerada, debido al situado constitucional, pero la Confederación Deportiva es de las entidades más corruptas, incluso permeada por el narcotráfico. Los fondos se desperdician en viáticos para los dirigentes y en viajes turísticos para delegaciones deportivas de poca trascendencia.

Los ministros se nombran por compadrazgo o pago de favores políticos. El uso de los fondos de este ministerio para actividades ilícitas, ha permitido meter a la cárcel a varios ministros como Batzín, Pezzarossi y, muy pronto, a Chea Urruela. Cultura y Deportes es donde van a parar los recomendados de muchos diputados. Los sueldos son de los más bajos en la administración pública, al punto que ni llegan al salario mínimo, pero hay que subrayar que contratan personal que no llena el requisito de capacidad para los puestos.

El presupuesto para el MICUDE es tan bajo que resulta imposible dar mantenimiento adecuado a edificios de alto valor histórico y cultural. Sin embargo, la mayor limitante es la Ley de Compras y Contrataciones que no permite agilizar los procesos para adquirir insumos, contratar servicios de mantenimiento e infraestructura y personal especializado para la restauración, remodelación y mantenimiento de edificaciones y sitios arqueológicos.

Otra limitante es la maraña burocrática del Vice Ministerio de Patrimonio. Resulta imposible atender cientos de solicitudes de todo el interior de la república para realizar una restauración sencilla, como puede ser el repello desmoronado en una iglesia antigua de una aldea en Quiché. El problema radica en la reglamentación obsoleta, la burocracia y la centralización de procesos.

Perdemos competitividad turística por no atender nuestra infraestructura cultural, deportiva y arqueológica de una manera eficiente y con recursos directos para mantenimiento.

Los anteriores ministros se la pasaron comprando trompos, pelotas y uniformes. Usaron las instalaciones para homenajes insulsos, con fines políticos. El Presidente electo, Alejandro Giammattei, ha manifestado el deseo de unificar cultura y turismo en una sola entidad que promueva el desarrollo del sector turístico con orientación cultural. Me parece una buena medida si evaluamos que el INGUAT ha dado muestras de su inoperancia. Es necesario unificar los componentes culturales y arqueológicos que impulsan al sector turístico nacional.

Esperamos que los cambios en el ministerio se realicen pronto y que se logre limpiar la administración pública de personajes deshonestos e incapaces. De allí la importancia de nombrar funcionarios con verdadera vocación de servicio.

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Roxana Ávila Martínez

Doctora en Ciencias Sociales y Políticas, Universidad pontificia de Salamanca, Madrid, España. 2015. Licenciada en Informática y Administración Pública, Universidad Francisco Marroquín 2003. Colegiada No. 9228

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