La piel mágica de la luna
Era una noche llena de sombras macabras, no se podía garantizar nada, las sombras iban y venían, luna se paseaba en su casa, alumbraba menos del mínimo, era propicio para efectuar cualquier fechoría, pero se abotonaba, y sus ojos iniciaban una relación, pero el ruido apagó sus ojos y su voz, siendo imposible oír sus encantos. Todo quedó lóbrego, y en tinieblas.
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