Abuelos buscados por la Policía
El título parece de chiste, pero se basa en algo real. Un reporte de Financial Times reproducido por CNBC (5abril16) señala que el índice de delitos cometidos por mayores de 60 años en Japón ha experimentado un gran ascenso, particularmente los robos en tiendas. Cerca de un 35% de los que cometen esos robos son personas de esa edad, y además, muchos reinciden hasta seis veces en la misma infracción.
Y lo curioso es que no lo hacen por el objeto robado en sí, sino porque desean ser enviados… a la cárcel. El motivo de tan extraña decisión es que, tras las rejas, disponen de un lugar de reposo, alimentación gratuita y una adecuada atención sanitaria, “lujos” que muchos no pueden darse cuando viven solos, pues el costo de la vida excede en un 25 % la pensión estatal básica. “La situación social en Japón –explica Financial Times en el reportaje citado– ha llevado a algunos mayores a incurrir en delitos por necesidad. Cerca de un 40% de los ancianos viven solos, y es un círculo vicioso: cuando abandonan la cárcel, no tienen dinero ni familia, por lo que vuelven a caer en el delito inmediatamente.”
Centrando el tema y prescindiendo de la situación y del país concreto, es que se está mostrando la falta de apoyo y de acogida familiar que tienen los ancianos. Y da que pensar.
Esto exponía ya anteriormente el presidente del Instituto Europeo de Marketing, enfocando –en positivo- que los abuelos son de una gran influencia en la familia y concretamente en la formación de los nietos. Y refiriéndose a la situación actual de muchas familias, señalaba que los abuelos hacen posible que algunas mamás se puedan integrar al mercado de trabajo y que no pocas familias marchan mejor gracias a los abuelos, particularmente en tiempos de inestabilidad económica. Y centraba: los abuelos son lo mejor que hay en el mundo, son como fuentes de sabiduría que nunca se agota. Por eso los nietos adoran a los abuelos, son sus ídolos más queridos.
Hace poco tiempo (EWTN.com) con ocasión del Día del Abuelo, se deseaba que ojalá no falte la palabra sabia y el testimonio de los abuelos, porque si bien los jóvenes dan fuerza para hacer avanzar a la sociedad, los ancianos robustecen esta fuerza con la memoria y la sabiduría popular.
En esas mismas fechas, la UNFPA de la ONU señalaba que la esperanza de vida en Guatemala es de 71.4 años, y me comentaba un amigo que esto es un tesoro que hay que proteger. Explicaba, sin entrar en estadísticas comparativas, que la tercera edad es ya en sí un gran valor para la sociedad y protegerlos es la lógica consecuencia. En EE. UU. existen programas sociales para ayudar a abuelos que atienden a sus nietos, teniendo en cuenta también el desgaste que supone cuidarlos, a veces en hogares en dificultades. Y no solo por agradecimiento, sino también por el bien que reportan a la sociedad.
Y dada la situación actual en las familias, como es el trabajo de algunas madres fuera del hogar, hay que reconocer el papel de los abuelos y ayudarles socialmente.
Cerca de un 35% de los que cometen esos robos son personas de esa edad, y además, muchos reinciden hasta seis veces en la misma infracción