Académicos estiman necesa rio refundar el Estado guatemal teco
Un Estado construido a la medida de los empresarios y partidos políticos que jamás llegaron a ser intermediarios entre la población y el Gobierno. Un Ejecutivo con el poder sumamente limitado, mientras los organismos Legislativo y Judicial se caracterizan por ser escenarios de turbias componendas.
Esas son algunas de las razones por las cuales es necesaria la refundación del Estado guatemalteco, según se pueden resumir las conclusiones convergentes de la mesa redonda “La reforma del Estado y el régimen político en la Guatemala de hoy”, efectuada el viernes pasado en el marco de la IV Jornada de Historia Reciente, convocada por la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
En la actividad, que hizo parte de la cátedra Severo Martínez Peláez, participaron como ponentes Juan Alberto Fuentes Knight, Demetrio Cojtí, Mario Sosa y Ricardo Sáenz de Tejada, bajo la moderación de Carlos Figueroa Ibarra.
Cada uno de ellos, desde su visión particular y su ámbito profesional, fundamentó sus posiciones con base en datos provenientes del momento actual y de experiencias previas, arribando a otra conclusión coincidente: el gobernante electo hace 90 días debe afrontar una situación de crisis estructural, que cada vez se hace más notoria y exige una modificación.
HARTOS DE LA POLÍTICATRADICIONAL
Figueroa Ibarra hizo un resumen del contexto reciente, marcado por las jornadas de 2015 que concluyeron con la renuncia de Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti.
Entre las diversas reivindicaciones percibidas en esas manifestaciones, destacó: 1. El hartazgo de la ciudadanía ante la corrupción incrustada en todos los ámbitos del Estado; 2. La difusión de un sentimiento de “antipolítica” entre los ciudadanos, que además de nuestros países, se extiende por el mundo.
“Este puede ser un momento propicio para pensar en la reforma del Estado, que incluiría sacar a Guatemala del modelo construido después de los Acuerdos de Paz. Es el momento propicio para que sigamos pensando en el modelo de reforma que el país necesita”, dijo el renombrado sociólogo guatemalteco residente en México.
DEBILIDAD FISCAL Y PRIVILEGIOS
A su turno, Fuentes Knigth, exministro de Finanzas y actual director de Oxfam, hizo una reseña histórica que parte de la Asamblea Nacional Constituyente de 1985, en la cual, a su juicio, no hubo presencia de una fuerza que equilibrara la redacción de una Carta Magna, creada para garantizar privilegios fiscales para determinados sectores.
Esto se incrementó, añadió, con la reforma constitucional de 1993 y terminó de cobrar forma durante el gobierno de Álvaro Arzú, quien avanzó en la configuración neoliberal del Estado guatemalteco.
Como consecuencia de esta historia reciente, el Estado nacional es uno de los más débiles, especialmente en el tema financiero, indica Fuentes, en cuya opinión son tres factores los que alimentan esa debilidad del Estado: 1. Candados constitucionales, como por ejemplo, el que impide las multas confiscatorias; 2. Exenciones y condonaciones fiscales para los grandes empresarios; 3. Prohibiciones, como la que impide al Banco de Guatemala darle crédito al Estado.
REFORMA PARA UN ESTADO INCLUYENTE Y MULTICULTURAL
Demetrio Cojtí, conocido por sus investigaciones sobre multiculturalidad y derechos de los pueblos indígenas, habló de Reforma del Estado y Estado multinacional. El teórico indígena se pronunció por la necesidad de que, en un nuevo modelo de nación, se incluyan los diversos pueblos que conviven en Guatemala.
Según afirmó, el Acuerdo de Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas, signado en 1996 por la exguerrilla y el Gobierno, se quedó corto puesto que si bien aborda el aspecto cultural, no hace mención a lo político.
En su criterio, “la cultura oficial sigue siendo ladina-mestiza y el Estado no tiene voluntad política para la inclusión de los pueblos indígenas”.
Cojtí propone un modelo de nación, en el cual cada pueblo, por minoritario que sea, esté debidamente representado. “Actualmente, la inclusión de los indígenas es simbólica y periférica”, señaló.
CONSTRUIR UN NUEVO ESTADO
Mario Sosa, docente en la Escuela de Historia de la Usac, afirmó que cada gobierno comienza su gestión con el mismo modelo: mafias incorporadas al aparato estatal, legisladores que sustentan el modelo e instancias como la Corte de Constitucionalidad, que opera de forma más política que jurídica. El sistema legal garantiza la impunidad, aseguró.
Junto a lo anterior, variables como la clase social, el sistema patriarcal y la problemática étnica, mantienen vigentes una serie de contradicciones que hacen necesario un nuevo consenso social, un nuevo tipo de Estado.
Existen varias propuestas para la reforma estatal, construidas desde diversas organizaciones, dijo Sosa, quien recordó que se han realizado 72 consultas populares que rechazan la explotación minera y otras industrias extractivas.
Sumado a ello, las manifestaciones de 2015 evidencian el descontento y la inconformidad ciudadana, afirmó.
ESTAMOS MAL
“Hay un convencimiento generalizado de que las cosas están mal en Guatemala”, aseguró a su turno el antropólogo Ricardo Sáenz de Tejada, cuya conferencia sobre la reforma jurídica y política del Estado de Guatemala inició recordando que, en la década de los noventa, se difundió la idea de que, con el derrumbe de los regímenes del bloque soviético, se había llegado al “fin de la historia”.
Pero la historia no termina y la realidad no es estática, explicó. “La direccionalidad de los procesos abre paso a posibles acciones, dependiendo de las fuerzas sociales”, dijo.
Para Sáenz, la crisis de hace un año puede estar cerrada o no, pero es un hecho que existe una inconformidad en la ciudadanía, así como el convencimiento de que las cosas están mal en el país.
Al momento, reseñó, agrupaciones como el Comité de Desarrollo Campesino y otras organizaciones populares, han realizado propuestas para darle un nuevo rumbo al país.
Sin embargo, este nuevo pacto social sería casi imposible de lograr en un contexto en el cual el Congreso ha obviado reformas como la relativa a la paridad en la participación política y otros cambios de fondo, que podrían encaminar al país hacia una reforma estructural, concluyó.
Carlos Figueroa Ibarra
Sociólogo
ES EL MOMENTO
Este puede ser un momento propicio para pensar en la reforma del Estado, que incluiría sacar a Guatemala del modelo construido después de los Acuerdos de Paz.
Demetrio Cojtí
Antropólogo
FALTA VOLUNTAD
“La cultura oficial sigue siendo ladina-mestiza y el Estado no tiene voluntad política para la inclusión de los pueblos indígenas”.
Ricardo Sáenz de Tejada
Antropólogo
INCONFORMIDAD
“La crisis de hace un año puede estar cerrada o no, pero es un hecho que existe una inconformidad en la ciudadanía”.