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Matrimonio “frágil”

Hago aquí una referencia a la exhortación Amoris laetitia que tanto ha impactado en la opinión pública. Comienzo con unas ideas del Profesor Aréchaga (aceprensa.com) que hace notar que al papa Francisco le gusta repetir que “la Iglesia es como un hospital de campaña”. Quizá por eso la Amoris laetitia y la atención mediática se ha centrado en qué hacer con los que han quedado heridos por un fracaso matrimonial. Tema que, en su enfoque positivo, parte de que toda víctima merece cura y atención.

Pero la solución no está solo en tener buenos hospitales para los heridos: lo importante es evitar los accidentes. Por ello antes del capítulo 8 y último, habla en los siete anteriores de fortalecer, de cómo cultivar el amor conyugal, de mejorar la preparación al matrimonio… El Papa al decir que no se debe estar a la defensiva, toma la iniciativa al mostrar en este documento la belleza de la concepción cristiana del matrimonio y comentar los rasgos que deben caracterizar la relación conyugal.

Y es interesante destacar que este último capítulo dedicado a “la fragilidad” del matrimonio, insiste que se debe basar en las palabras claves de “acompañar, discernir e integrar”; y que es un ejercicio de equilibrio, que exigirá una prudencia especial para que no se rompa. La doctrina no cambia, pero debe tenerse en cuenta las situaciones personales: “de ninguna manera debe renunciar la Iglesia a proponer el ideal pleno del matrimonio”, aunque “hay que acompañar con misericordia y paciencia las etapas posibles de crecimiento de las personas”. Es como un punto central a destacar: el matrimonio es el de siempre.

Es un punto que Francisco tocó hace unos meses en el “motu proprio” Mitis Iudex, que introduce nuevas reglas para que los procesos canónicos de nulidad matrimonial sean más sencillos, rápidos y económicos; y ya se aclaraba que es importante distinguir entre anular y declarar nulo. La Iglesia no admite el divorcio; si el matrimonio nació válido sigue siendo válido y, si por algo grave y probado se ve que nunca hubo matrimonio, se declara nulo; no existió desde siempre: de esto se trata.

Estamos ante un punto que tiene gran repercusión en la entera vida de la sociedad: cómo se valora y protege socialmente el matrimonio. Y la Amoris laetitiae –aunque es tema mucho más profundo y amplio- toca este tema que es de gran impacto social: las familias fuertes se basan en matrimonios fuertes y construyen sociedades fuertes. Y es bueno recordar aquí el conocido estudio National Marriage Report de la Universidad de Nueva Jersey que muestra cómo la caída del matrimonio en Estados Unidos ha traído muchas consecuencias negativas para las personas y la entera sociedad.

Estamos concretando unas breves pinceladas sobre un tema vital que deben ser tenidas muy en cuenta: es preciso promover políticas sociales y económicas que ayuden a los matrimonios; reconocer, respetar y apoyarlo como la unión estable entre un hombre y una mujer, con un compromiso para toda la vida. El matrimonio, base de la familia, responde al auténtico bien de toda la sociedad.

Estamos ante un punto que tiene gran repercusión en la entera vida de la sociedad