Columnas

Renovación

Unos días atrás, mientras navegaba en Internet encontré un video interesante en el que se hablaba sobre la renovación a la que se someten las águilas cuando llegan a la edad de 40 años, aproximadamente.

Allí explican que con el transcurso del tiempo las garras de las águilas se debilitan haciendo imposible que puedan cazar a sus presas, sus picos se curvan volviéndose inútiles y sus plumas ya deterioradas se vuelven pesadas e inservibles para volar.

Ante la posibilidad de morir, estas aves vuelan hasta una alta montaña, en donde construyen un nido que ocuparán los cinco meses que  durará su renovación. Terminado el nido empiezan a golpear su pico contra una roca hasta que logran removerlo; pacientemente esperan a que el nuevo pico aparezca, y cuando crece lo utilizan para arrancarse las deterioradas garras y quitarse una a una las viejas plumas; poco a poco crecen de nuevo poderosas y afiladas garras, mientras que su cuerpo empieza a cubrirse de hermosas y livianas plumas. Pasados estos días de intensa renovación, las rejuvenecidas águilas están listas para enfrentar las vicisitudes de la vida; se lanzan a volar y vuelven a dominar los aires desde las alturas, las cuales surcan por unos 30 años más, después de esta asombrosa transformación.

Nosotros, los seres humanos, nos enfrentamos a varios procesos de renovación en el transcurso de nuestras vidas, tal vez no tan radicales, pero igualmente dolorosos y necesarios. Hace unos seis años yo atravesé por un proceso de renovación, brutal y doloroso, del cual no quedan cicatrices; solamente quedó esta perenne oscuridad que, lejos de ser un obstáculo, se ha convertido en la aliada que me recuerda a cada momento que yo soy el único responsable de mi vida y de mi destino.

La ceguera me ha ayudado a creer que puedo, y saber que puedo alcanzar todo aquello que he soñado alcanzar es una condición que me pone a prueba todos los días, a la que tengo que vencer una y otra vez. Es la herramienta más útil para conocerme y para tener una adecuada apreciación de mí mismo. Esta pesada oscuridad aún me duele, me desconcierta, me aturde y trata de aplastarme, pero yo me he renovado para escapar de ella y para volar libre más allá de las estrellas.