Columnas

“Brexit. ¿Qué sigue?”

Por distintas razones, los votantes del Reino Unido decidieron salirse de la UE (Unión Europea) mediante un referéndum que todos conocemos hoy como brexit. No voy a entrar a ver a fondo las razones, pues, aunque es cierto que políticamente había presión del partido independiente (UKIP) liderado por Nigel Farage contra la burocracia y políticas tomadas en Bruselas, el megagobierno de la UE, también había quienes votaron por razones de seguridad, inmigración y otros motivos.

Al final, el resultado ganador fue apenas del 52% a favor de salirse de la UE contra el 48% que quería continuar perteneciendo a la misma. Más interesante aún es que Escocia e Irlanda del Norte votaron a favor de permanecer en la UE, mientras que Inglaterra y Gales prefirieron salirse.  Curiosamente, los londinenses optaron por quedarse en la UE.

Se ha hablado mucho acerca del tema, sobre lo desastroso que esto significa y las consecuencias graves que implicarán, como si fuera el fin del mundo. Creo que se exagera. Más que consecuencias económicas graves, lo que veo es una división interna entre Escocia e Irlanda del Norte con relación a Gales e Inglaterra. Posiblemente este resultado reactive nuevos referéndums para decidir si la gente de Irlanda del Norte, por un lado, y Escocia por el otro, quieren seguir perteneciendo al Reino Unido. Lo que está claro es que quieren seguir siendo parte de la UE.

Ahora bien, que el Reino Unido votara por independizarse de la UE no significa el fin del mundo ni un aislamiento. Más bien, como dijo en un encendido discurso Farage ante los miembros del Parlamento Europeo, el Reino Unido no es enemigo de ellos, sino que puede ser su mejor amigo y aliado, y que conviene tanto a ambos continuar con el libre comercio, pues cualquier carrera de imponer restricciones al mismo afectaría negativamente a todos.

Los líderes políticos del Reino Unido, en especial los ingleses, se cansaron de la megaburocracia de los políticos de la UE, cosa que no es lo mismo que hablar de los europeos. Su megagobierno está llenando de medidas a la UE que no son del agrado de los ingleses, quienes han terminado actuando como una minoría única. Por eso, Farage advirtió que no serían los únicos en salirse de la UE.

Si los políticos de la UE no fueran tan arrogantes y socialistas podrían darse cuenta de que para lo que fue creada la UE originalmente no es lo que ahora están haciendo sus líderes. La UE ha caído en una complacencia socialista que provoca lo que se conoce como la igualación de impuestos a todos, pero no el menor, sino el mayor, al igual que todos los beneficios del Estado benefactor lleno de regulaciones que alguien debe pagar, así como políticas que implican la aceptación del mal comportamiento financiero de algunos miembros, como fue el caso de Grecia y que molestó mucho a los representantes del Reino Unido. Este referéndum debe ser una llamada de atención a estos miembros, pero creo que no les importará y seguirán como están, lo cual va, lamentablemente, en detrimento de los ciudadanos de la UE.

Si el Reino Unido opta por el libre comercio, por menos cargas impositivas, menores regulaciones y más libertad para sus ciudadanos podrá contagiar a la UE para que enmienden la plana y así evitarían que otros integrantes decidan salir. Si la UE continúa con su maniática carrera regulatoria, burocrática y expoliadora, seguro veremos otros miembros seguir los pasos del Reino Unido. Ya veremos qué sigue. Mientras tanto, no creo en las consecuencias fatalistas que algunos prevén.