Cicig-oj-mp: el pueblo así lo ve
Las investigaciones y los juicios que se están realizando promovidos por la Cicig, el OJ y el MP, orientados al desmantelamiento de grupos ilícitos dedicados a corromper las instituciones públicas, están generando dos sentimientos simultáneos: 1. Un rechazo colectivo sin precedentes hacia la clase política al descubrirse los nunca imaginados niveles de corrupción a los que se había llegado. 2. Una evidente satisfacción social, apuntalada por la esperanza de que ahora sí, hay un proyecto contundente dirigido a combatir la corrupción desde su propia raíz: las asociaciones ilícitas entre corruptores y corruptos. Porque es necesario anotar que sin empresarios corruptos, como quedó demostrada su existencia, la corrupción política jamás hubiese llegado a los niveles que alcanzó.
B. Ofende al pueblo las prerrogativas otorgadas a los imputados, tales como ubicarlos en centros de detención en donde gozan de toda clase de privilegios, a diferencia de los reos ordinarios que conviven hacinados y en condiciones deplorables. Ofende al pueblo el exceso de seguridad que se les brinda a los implicados, seguridad costeada por los impuestos que todos pagamos, mientras la población honesta y trabajadora está expuesta a cualquier tipo de acto de violencia, desde el robo a mano armada hasta la pérdida de la vida. Ofende al pueblo cómo los implicados han sido elevados al rango de protagonistas estelares, aprovechándose de los medios para dar declaraciones prepotentes e incluso, se ha llegado al extremo de que se les otorguen espacios que terminan siendo verdaderas conferencias de prensa. Ofende que se les permita relacionarse entre ellos con total libertad, tanto en los juicios como en los centros de detención, lo que ha permitido como ha quedado demostrado, que los mismos generen “estrategias conjuntas de acción”, como se ha evidenciado últimamente en las declaraciones emitidas por Pérez y Baldetti. Que la CICIG, el MP y el OJ, tomen nota de ello, porque la población reclama un cambio de acciones inmediato al respecto.
C. Si bien el debido proceso debe agotar cada una de sus fases, la población empieza a sentir hastío por los prolongados juicios. Esto apuntalado “estratégicamente” por los abogados defensores de los acusados, que recurren a amparos, recusaciones de jueces y la invención de enfermedades inexistentes de sus defendidos, para provocar retrasos deliberados y malintencionados en cada fase judicial. Toda paciencia tiene un límite y la paciencia social parece ya estar muy agotada, está cansada de ver las caras de los implicados día a día, mientras pareciese que el avance judicial es en el mejor de los casos, muy lento y pausado. En síntesis el pueblo quiere ya condenas, inmediatas, implacables y severas. No me agrada expresarlo, pero si el sistema de justicia no acelera la ejecución de los juicios, corremos el riesgo de que estos pierdan credibilidad.
D. La corrupción en el Estado continúa, el crimen organizado tiene una impresionante capacidad de adaptación y de reconversión. El desafío para el sistema de justicia es mucho más grande de lo que creemos. Así que, advertidos estamos.
El pueblo quiere ya condenas, inmediatas, implacables y severas…si el sistema de justicia no acelera la ejecución de los juicios, corremos el riesgo de que estos pierdan credibilidad.