La importante tarea de legislar
Legislar es un proceso que requiere de algo más que buenas intenciones. Necesita de conocimiento profundo sobre la materia que se aborda, pero también un amplio entendimiento del contexto en el que se aplicará la normativa, pues la ley es de aplicación general y no particular.
Escudriñando en los archivos digitales del Congreso, Siglo.21 se encontró con la iniciativa 5091 que propone la aprobación de la Ley de Moratoria Minera e Hidroeléctrica, propuesta por los diputados de la bancada Convergencia CPO-CRD. En su artículo 1 se lee claramente que “Por el plazo máximo de cinco años, contados a partir de la vigencia del presente decreto, se suspende la emisión de licencias de reconocimiento, exploración y explotación de minerales metálicos y licencias hidroeléctricas”. Y en su artículo 2, que “Las licencias de reconocimiento, exploración y explotación de minerales e hidroeléctricas ya otorgadas deberán revocarse y quedarán sujetas a las disposiciones del presente decreto”.
¡Oh sorpresa! En Guatemala ya no se podrá sacar provecho de sus recursos naturales, principalmente de aquellos que como el oro, la plata o el níquel, pueden generar ingresos para la nación. En lugar de promover una legislación que obligue a mejores prácticas ambientales y una real supervisión en el cumplimiento de estas, así como una mejora en el porcentaje de las regalías que las actividades extractivas generan, se va por el camino fácil, el de anular toda operación productiva en estas áreas.
Pero eso no es lo peor. Se pretende suspender de tajo toda producción de energía a través de hidroeléctricas, las cuales, según los datos oficiales, generan poquito más de un tercio de la energía que el país consume. Seguramente los ilustres diputados ponentes no tienen ni la menor idea de lo que ello significa.
Aquí habría tres posibilidades. La primera que muchísimas comunidades se queden sin energía, es decir, que estaríamos atentando contra su derecho al desarrollo, pues no podrían tener iluminación artificial, ni usar aparatos que funcionan con electricidad. La segunda, que se privilegie a la población, pero se paralice buena parte de la actividad productiva, eso significa fábricas varadas por falta de energía. Y la última, cambiar la producción hidroeléctrica por la termoeléctrica, pero ello advertiría un notable aumento en los costos de generación y, por tanto, un alza en las tarifas de consumo de electricidad.
A qué le apuestan los legisladores de la bancada Convergencia CPO-CRD, solo ellos saben, porque al consultársele a uno de sus integrantes, no supo explicar el fondo de su iniciativa de ley, mostrando un claro desconocimiento hasta de las medidas con que se calcula la generación eléctrica.
Con todo respeto, señores diputados, hay que legislar para bien y no por simple casualidad.