Editoriales

¿Y la reconstrucción de establecimientos?

Es innegable que la recreación y el fomento del deporte forman parte de la formación integral de niños y adolescentes. También es importante que al momento de presupuestar los recursos que se destinarán a proveer a la población de su derecho a la educación, se tomen en cuenta las actividades extra aula, que forman parte de las actividades normales del ciclo educativo.

Lo que resulta incomprensible, es que no se piense en que los estudiantes necesitan de lugares adecuados para recibir sus clases y que los docentes también requieren condiciones dignas para trabajar.

En nuestra nota de portada de hoy destacamos que a raíz de los terremotos focalizados que tuvieron lugar en el occidente del país en los años 2012 y 2013, más de 600 establecimientos educativos resultaron con daños. Muchos de ellos quedaron en situación de destrucción total, por lo que se esperaba, por lógica, que el gobierno buscara los recursos necesarios para proceder a su reparación o en su caso, la construcción de un plantel nuevo.   Pero en la mayoría de los casos, esa ayuda nunca llegó, a pesar de las promesas del momento.

¿Qué pasó ahí?  Porque los gobernantes de turno, hoy en prisión, prometieron, ofrecieron y se tomaron la foto en los escasos lugares en donde sí se pudo hacer algo. Talvez porque los daños eran leves.Mientras tanto, en muchas poblaciones y comunidades, los padres de familia tuvieron que aportar, desde sus ínfimos recursos, para reconstruir aulas y espacios mínimamente adecuados que sus hijos pudieran continuar con sus ciclos lectivos.

Es importante resaltar que se gestionaron y recibieron préstamos por alrededor de Q176 millones que se destinarían a esta labor.  ¿Dónde está ese dinero?

Y ahora resulta que en el presupuesto vigente solo hay Q30 millones asignados al rubro en cuestión, monto que ni siquiera alcanza para mandar a pintar la vigésima parte de las escuelas e institutos de todo el país.

Insistimos en que la recreación y el deporte es sumamente importante para la niñez y la juventud, pero el problema no está en eso, sino en la falta de visión para priorizar el destino de los recursos que los mismos guatemaltecos aportan por medio de sus impuestos.

Las autoridades actuales podrán argumentar que ya recibieron un presupuesto aprobado en el que no tuvieron nada qué ver, a lo cual se les recordaría que los funcionarios a cargo de la transición de gobierno, sí fueron invitados a las discusiones del proyecto de Presupuesto 2016 y ellos rehusaron participar.

Ojalá que por lo menos, durante la formulación del programa financiero de 2017 sí recuerden que la niñez y juventud guatemaltecas tienen derecho a una educación de calidad en condiciones apropiadas.

Redacción

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