Columnas

Ni en presidios están seguros

Una prisión o cárcel es, por lo general, una institución autorizada por el gobierno, donde son encarceladas las personas consideradas por la ley como autores de un determinado delito trasgrediendo la ley. El objetivo de las prisiones o cárceles varía según las épocas y, sobre todo, las sociedades. Sus principales cometidos pueden ser: separar al convicto de la criminalidad; proteger a la sociedad de los elementos peligrosos; disuadir a quienes pretenden cometer actos contrarios a la ley; reeducar al detenido para su reinserción en la sociedad; impedir que los acusados (reos) puedan huir comprometiendo su próximo proceso. Se habla, en este caso, de prisión preventiva. En teoría, el encarcelamiento de una persona debe impedir, únicamente, la libertad para moverse a su antojo. Al humano le afecta perder su libertad, y  el encarcelamiento causa: Biológico: aumentos del instinto de ataque al no ser posible la huida, insomnio, le afecta su privación sexual y sensorial. Psicológico: pérdida de la autoestima, drogodependencia, deterioro de la imagen del mundo exterior debido a la vida monótona, ansiedad, depresión, conformismo, indefensión aprendida, dependencia. Social: estigmatización, contaminación criminal, alejamiento familiar, laboral, aprendizaje de pautas de supervivencia extremas, etcétera. Es de comprender que al presidiario se le debe prestar apoyo sobre esos cambios. Se debe tener claro que: los privados de libertad están bajo la custodia del Estado. Es obligación de las autoridades, como mínimo, garantizarles su vida. Los críticos y los contrarios a las prisiones aluden, con frecuencia, a una cita atribuida a Albert Camus: “Una sociedad se juzga por el estado de sus prisiones”.

Con esto contribuyo a explicar los sucesos acaecidos y llamo a las autoridades a no culpar a las administraciones pasadas y asuman con responsabilidad sus obligaciones. Usted, don Jimmy Morales no se queje, asuma su rol y trabaje con responsabilidad y sin excusas. El problema de nuestras cárceles es tan claro como la conciencia de nuestros políticos. Las condiciones de vida en las cárceles están muy lejos de ser ideales. La privación de libertad afecta de manera indiscutible a los prisioneros; en algunos casos la cárcel puede resultar perjudicial para el deseo de reinserción de un prisionero. Las democracias contemplan la posibilidad de cambiar las penas de cárcel por penas sustitutivas, ejemplo: trabajos de interés general, uso de brazalete electrónico de vigilancia, una multa, que puede añadirse al encarcelamiento; permisos condicionales. El incumplimiento de alguna de ellas conlleva una revocación de estos permisos y una revisión de la condena; aplazamiento de la condena; confiscación de los bienes que permitan el pago de la infracción cometida. Es importante que se revise periódicamente la conducta de los reos y se tome en cuenta su comportamiento, dedicación, trabajo o estudio; se le trate humanamente y se tome en cuenta la disminución de la pena con el fin de estimularlos. No deben existir personas limitadas de libertad si son inocentes, según la ley.

Leonel Guerra Saravia

Médico y cirujano con maestrías de ciencias sociales, política, relaciones internacionales y filosofía.

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