Y usted, ¿ya intentó formar un partido político?

RESPICE FINEM ([1])

 

por Mario Pérez Guerra, Expresidente CC

Dos de los grandes problemas que se debaten en relación con los partidos políticos son la democratización y el financiamiento de los mismos. En cuanto a la democratización, se refiere al ejercicio de los derechos políticos de los afiliados a la libre movilización dentro del partido para la toma de decisiones, demostrar liderazgo y capacidad y ser no solo directivo del partido, sino candidato a elección popular, sea como presidente o vicepresidente, diputado, alcalde municipal o miembro de la respectiva corporación municipal. La democratización implica, entonces, el ejercicio libre y pleno, dentro y fuera del partido, para la toma de decisiones. Eso es democracia. ¿Será que eso se practica actualmente dentro de las organizaciones políticas? Según diversas opiniones, esa posibilidad no existe, ya que quien decide esas nominaciones son los máximos dirigentes del partido que, generalmente, son quienes financian al mismo. Los demás afiliados están lejos o, en el peor de los casos, los tienen siempre ausentes de las grandes decisiones, por lo que el partido no tiene carácter democrático. En cuanto al financiamiento, se torna para la generalidad de la ciudadanía, en un grave obstáculo difícil de superar. Veamos el motivo: Actualmente, para formar un partido político se requiere la afiliación de no menos de 20 mil ciudadanos. ¿Ha intentado usted reunir el apoyo de más de 20 mil ciudadanos para formar un partido político? Hay que hacer la prueba. No mencionaré aquí los requisitos de fondo para la formación de un partido político, como lo es la ideología, su estructura organizativa, los planes de trabajo, etcétera. Me referiré únicamente a la etapa de la recopilación del apoyo de más de 20 mil ciudadanos. Para principiar, debe pensar en hacer reuniones con los potenciales afiliados. Las personas no llegan de manera espontánea, especialmente si saben que es para cuestiones “políticas”. De 20 personas que invita le llegan 7, y probablemente no logra convencer a todos de su incorporación al proyecto. Para esta reunión debe tener un pequeño local, café y galletas, como mínimo. Esto le representa dinero. ¿Está dispuesto usted a financiar este gasto? Si invita a 100 personas, el gasto aumenta. ¿De dónde obtiene el dinero para financiar estos gastos? ¿Y si invita a 1,000 personas? Haga sus cuentas. Como usted ve, no es fácil. Este es el motivo por el cual solo quien o quienes tienen suficiente dinero disponible pueden financiar esta fase de la organización de un partido político y, consiguientemente, disponer a qué personas ponen como candidatos para presidente, vicepresidente, diputados, alcaldes municipales y miembros de la corporación municipal. Ahí se perdió la democratización. ¿Qué debe hacerse, entonces? Veamos: la Ley Electoral y de Partidos Políticos otorga a las organizaciones políticas el derecho a obtener dos dólares de los Estados Unidos por cada voto que obtengan en las elecciones generales. De esa cuenta, si su partido obtuvo un millón de votos, entonces el TSE le entrega dos millones de dólares. Este es un financiamiento estatal para los partidos políticos. Lanzo la siguiente propuesta: El Estado debería ayudar a grupos promotores a formar sus partidos políticos, en su fase de organización. El Tribunal Supremo Electoral podría otorgar una cantidad razonable, al principio y de forma escalonada, para que el grupo promotor pueda realizar sus actividades de organización expresando a todos los potenciales afiliados que esa fase la está apoyando económicamente el Estado, y que las decisiones serán tomadas por todos. El financiamiento podría llegar hasta la fase de la Primera Asamblea General del Partido. Si no se cumple con la organización debe devolverse al TSE la cantidad de dinero recibida.

Guatemala, 19 de julio de 2016.

[1] Pon la mirada en lo que te gustaría alcanzar. Thomas Hobbes.

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