Dar cuentas en la empresa familiar
El concepto de rendición de cuentas hace mención al compromiso de una persona de presentar informes respecto al desempeño y progreso de su área de actividad.
La rendición de cuentas es un acto de gestión organizacional mediante el cual los responsables de cualquier área reportan sus resultados, avances y problemas, y otros funcionarios son informados y les retroalimentan.
Los equipos de trabajo colegiados, desde el Consejo de Administración hasta el más enfocado comité administrativo, además de poder ejercer sus funciones de control, necesitan contar con la información de las realidades de sus ámbitos de actuación para poder tomar decisiones.
Es muy conocido que rendir cuentas en las empresas familiares es un tema complicado. Muchas veces la efectividad de esas organizaciones se ve seriamente afectada por la dificultad que tienen los socios, sucesores y familiares para entregarles cuentas a los demás, sobre todo a sus familiares. En muchos casos la familia ha decidido, aceptado o tolerado que algunos de sus líderes jamás presenten cuentas sobre su gestión.
Ni la Dueñez® ni la dirección pueden optimizar su eficiencia si no se logra institucionalizar sistemas de gobierno y de dirección colegiados. La permanencia y el crecimiento de los negocios no puede depender del carisma y brillantez de líderes operadores que no saben compartir las decisiones.
¿Cómo aprender a practicar procesos de rendición de cuentas que no dañen la armonía en las organizaciones de familia?
El aprendizaje de saber rendir informes es más fácil que tenga éxito si se aborda de forma progresiva y gradual. Si de un momento a otro pretendemos que alguien que ha actuado solo e independiente durante años se presente cada mes a reportar todo lo que ocurre en su unidad de organización, probablemente generará fricciones, reacciones emocionales inconvenientes y graves. Es menos ingrato para esas personas que hagan presentaciones leves, genéricas y parciales en períodos de tiempo más largos. Poco a poco la calidad y frecuencia de sus informes podrá ir mejorando.
También puede ayudar que no solo haya familiares en las reuniones donde algunos van a reportar sus resultados. La participación de terceros puede convertirse en un amortiguador del shock emocional que esto provoca, y la retroalimentación podrá ser así más amable, objetiva y moderada. Los familiares aprenden de otros cómo participar y retroalimentar a los que están rindiendo cuentas.
Los reportes uno a uno pueden esperar hasta que se vaya creando una cultura madura de rendición de cuentas. Es mejor iniciar haciéndolo primero en equipo. También es importante que en estas reuniones todos tengan oportunidad de hablar y sean escuchados y respetados en su opinión.
En cada tema es crucial que haya definiciones claras. Que se precisen los acuerdos y compromisos y que luego se les dé seguimiento cabal. La falta del establecimiento de compromisos y de un adecuado seguimiento genera una sensación de irrelevancia y de falta de razón de ser de los órganos de gobierno, y un consecuente desinterés de participar en ellos.
Los líderes que son renuentes a rendir cuentas muchas veces actúan así por soberbia, por falta de humildad. Se sienten superiores y autosuficientes y piensan que ellos no necesitan reportarle nada a nadie.
En las empresas familiares muchas veces ocurre que a los líderes se les dificulta ver a sus hermanos o primos como jefes, y tratan de evadir en lo posible el presentar informes con seriedad.
Hemos afirmado que la evolución natural en las organizaciones familiares consiste en caminar de un esquema solar, autocrático y centralizado, a una constelación de liderazgos con un sistema de gobierno colegiado. Esta evolución no se traduce en un crecimiento rentable y armonioso y en la multiplicación de la capacidad de crear riqueza si no se institucionaliza la Dueñez compartida.
Dueñez compartida y gobierno colegiado sin una cultura efectiva de rendición de cuentas, no funciona. Aprendamos a rendir cuentas. ¿Qué esperamos?