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Mueren cinco tripulantes de helicóptero ruso

Según el Kremlin, el aparato regresaba de una operación humanitaria.

El Kremlin dio por muertos a los cinco tripulantes del helicóptero Mi-8 que fue derribado ayer en la provincia siria de Idleb cuando regresaba a su base, tras llevar ayuda humanitaria a la ciudad de Alepo, donde Rusia ha propuesto crear corredores humanitarios para los civiles atrapados en zona rebelde.

A bordo del helicóptero viajaban cinco personas, tres tripulantes y dos miembros del Centro Ruso para la Reconciliación en Siria, que “han fallecido heroicamente al tratar de desviar el aparato para minimizar las víctimas en tierra”, declaró el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov.

Aunque aún se desconoce la autoría de este ataque, la televisión regional, vinculada a los rebeldes (oposición al régimen de Assad), asegura que estos han derribado el helicóptero.

Peskov aprovechó la rueda de prensa para subrayar que el Kremlin seguirá luchando contra el terrorismo internacional “en todos sus frentes”, a pesar de las recientes amenazas del Estado Islámico contra Rusia.

“Se están tomando las medidas necesarias de parte del Ministerio de Defensa”, para responder a la amenaza yihadista, afirmó Peskov, según la agencia de noticias Sputnik.

Las fuerzas de la oposición al régimen del presidente sirio Bachar el Asad continúan la ofensiva contra las tropas gubernamentales al sur y suroeste de Alepo, donde tratan de abrir una brecha que les permita llevar suministros a los sitiados en los barrios del este de la ciudad.

Ayer, el día en que Damasco celebraba el 71 aniversario del nacimiento de su Ejército, los militares sirios se enfrentan en una batalla crucial para el devenir de una guerra que desangra el país desde hace cinco años. Sus aliados rusos reconocieron que por la mañana uno de sus helicópteros fue derribado a unos 40 kilómetros al sur de Alepo, en la provincia de Idlib. Sus cinco tripulantes fueron dados por muertos. Según la información oficial proporcionada por el ministerio ruso de exteriores, el aparato regresaba a la base aérea de Khmeimim, en Latakia, después de haber “lanzado ayuda humanitaria” sobre los barrios cercados en la ciudad.

Las redes sociales se inundaron con fotos y videos que mostraban, en medio de un área desértica, un helicóptero completamente calcinado y partido en dos del que apenas quedaba intacto el rotor de cola. Las imágenes, imposibles de verificar a través de fuentes independientes, también mostraban cómo una turba profanaba los cadáveres de al menos dos de los militares rusos caídos.

Redacción

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