Columnas

Política energética, prioridades básicas

En el año 2013, el Ministerio de Energía y Minas presentó la Política Energética, previendo lineamientos sectoriales, prevista para el período 2013-2027. Se enfocaba en términos de Energía para el desarrollo, calidad, cantidad, competitividad, según el subtítulo del bien logrado documento de contenido y referencia. Constituía en sí un repaso muy completo sobre elementos fundamentales, dada la premura en lograr cambios sobre la composición actual de la matriz energética; y claro está, iba en ello la gradual sustitución de modalidades en la generación de electricidad, principalmente combustibles derivados del petróleo, mediante diversas opciones amigables al medioambiente. Al mediano plazo, sobresalía lo relacionado con el desarrollo de  proyectos hidroeléctricos pequeños o medianos, asumiendo condiciones de situación y características hidrográficas, todo confirmando su factibilidad. Paralelamente, la consideración de proyectos para generar energía a partir de fuentes geotérmicas, o sea el aspecto vulcanológico, que cobra cierto grado de  importancia dentro del rico y variado esquema de opciones que presenta Guatemala en materia de recursos naturales.

No menos importante, aunque de siempre relegado, se rescataba el tema candente de la deforestación, como un  resultante de la imprescindible energía no comercial en forma de leña, aun hoy el principal combustible doméstico para la población rural e incluso, en buena proporción, la urbana. Ante esta situación, en términos de opciones, de una parte se precisa considerar la “biomasa”, sobre todo el gas metano generado con desechos orgánicos aprovechables del entorno doméstico y pecuario, pero que hasta hoy día no se pone en práctica debidamente. En cuanto a racionar el uso de la leña, la experiencia demuestra que los programas de reforestación para constituir bosques energéticos a cargo de entidades públicas, comúnmente sufren recortes presupuestarios que afectan su sostenibilidad. Mejores opciones, promover los bosques energéticos asociados a operaciones agro-comerciales, o bien, cooperativas forestales comunitarias (esquema REDD+ del BIRF). Asociadamente, la distribución intensiva de estufas eficientes a base de carbón vegetal.

Siguiendo las opciones, avanza decididamente el desarrollo de otras fuentes renovables; acá, el viento y la energía solar; en esta, con paneles fotovoltaicos en áreas como hogares, edificios y condominios.

A escalas mayores existe desproporción entre área ocupada y potencia generada, debido a  la ocupación de zonas extensas por los paneles solares, lo cual puede  presentar disyuntivas frente a tierra y producción agrícola.

Otro aspecto hoy apremiante en el tema energético: establecer consideraciones serias sobre el papel clave que autoridades gubernamentales (municipales y gobierno central), actores del mercado (empresarios del transporte, suministro de combustibles y generación eléctrica) deben asumir en el impulso efectivo de sistemas modernos, verdaderamente funcionales, de tránsito y transporte público urbano.

Otto Rinze de León

Consultor en energía, ambiente y población. A lo largo de su carrera profesional, ha ocupado distintas posiciones de gestión y dirección, en la iniciativa privada, instituciones de gobierno y proyectos de la cooperación internacional. Correo: [email protected]

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